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LaLiga 1|2|3

Molango mantiene a Olaizola a pesar de recibir presiones para despedirle

El consejero delegado del Mallorca desoye las recomendaciones de su entorno para relevar al entrenador vasco

El embajador Iván Campo y el presidente Monti Galmés, dos personas de la máxima confianza de Molango, junto a un directivo del Huesca. Lof

"Maheta, esto no puede seguir así. Si Olaizola no dimite lo tienes que despedir tú". Así se dirigió al consejero delegado del Mallorca una de las personas de su máxima confianza instantes después de la dolorosa derrota en Huesca. El suizo, que suele tener respuestas para todo, optó por el silencio porque no quiso decir nada o porque quizá no supo qué responder. Lo que es seguro es que ayer, ya en frío, tampoco dio ningún paso, por lo que hizo caso omiso a esa recomendación. El técnico vasco, salvo sorpresa, se sentará el sábado ante el Levante.

Molango no se esperaba un mazazo de estas descomunales dimensiones que deja tambaleando el proyecto que lidera. El cabezazo de Álex González en el último segundo del partido le dejó helado, aunque no lo suficiente para optar por el relevo de Olaizola, a pesar de que apenas ha sumado once puntos de treinta y nueve.

El batacazo del sábado provocó una imagen paradigmática en el modestísimo palco de El Alcoraz. Cuando el colegiado Arias López señaló el final del encuentro, los cinco representantes del Mallorca, sentados en la primera fila, se quedaron en estado de 'schock'. Sin moverse, sin decirse nada el uno con el otro, mientras a ambos lados de esa fila no paraban de abrazarse los representantes del club oscense. Por ese orden, de izquierda a derecha, el presidente Monti Galmés, el director deportivo Javi Recio, el suizo, el embajador Iván Campo y, aunque suene extraño, Belén Luna, la pareja del técnico, se quedaron congelados. Como si el tiempo se hubiera detenido mientras asimilaban lo que acababan de vivir y, sobre todo, lo que se les venía encima.

Los resoplidos de preocupación y, sobre todo de frustración, se sucedieron antes de las obligadas despedidas con los anfitriones. Molango y Recio, los ejecutores de todas las decisiones en el diseño de la plantilla, prefirieron poner kilómetros de distancia antes que encerrarse con los jugadores y cuerpo técnico en el vestuario de El Alcoraz. No había tiempo para gabinetes de crisis, la más grave en los últimos treinta años, como mínimo. Optaron por desplazarse a la vecina Zaragoza para asistir al encuentro en La Romareda de los locales ante el Sevilla Atlético que empezaba cuarenta y cinco minutos después, como si eso fuera prioritario.

Quizá necesitaban tomar aire, o incluso coger distancia, pero a más de uno le sorprendió esa decisión en un momento tan delicado, como así también que la mujer del entrenador se sentara en el palco de autoridades como si fuera un representante de la entidad. Molango y Recio no quisieron dar la cara en ese momento, ni enviar un mensaje al mallorquinismo, seguramente porque no sabían qué decir.

Y eso que los enviados especiales de los medios de comunicación de la isla esperaban sus reflexiones para saber cómo se precipitarían los acontecimientos. Evidentemente los focos apuntaron a Olaizola en la rueda de prensa más tensa que ha protagonizado desde que es el preparador del primer equipo.

El donostiarra, que no ocultó su impotencia y frustración, confesó que si el propio Molango consideraba que tenía que irse, lo haría sin problemas, pero mientras pronunciaba estas palabras el dirigente ya estaba recorriendo los setenta y cuatro kilómetros que separan Huesca de Zaragoza.

Como no podía ser de otra manera, los nervios y la preocupación estaban presentes en el rostro de todos los miembros de la expedición, tanto en el de los más jóvenes como de los más veteranos. Incluso uno de ellos llegó a increpar a los periodistas nada más salir del vestuario. "Dadnos la solución", dijo con un tono crispado. "Sois vosotros los que tenéis que encontrarla", respondió molesto uno de los plumillas sorprendido por esa recriminación.

Este desagradable episodio refleja la incertidumbre y el pánico que vive el club. Molango es el único que tiene la respuesta, pero ya hay personas en la institución que tienen claro que el consejero delegado, más allá de tomar decisiones en lo deportivo, debe cancelar su agenda hasta que acabe la temporada. Hay quien piensa que debe dejar de protagonizar conferencias y que todas las fuerzas se deben centrar en salvar esta dramática situación, como si antepusiera su promoción personal a los intereses de una entidad que está herida de gravedad.

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