El Real Mallorca asume el desplazamiento al feudo del UCAM casi como un ultimátum. La situación, límite, será desesperada si el equipo no vuelve a la isla con una victoria o con el premio de consolación de un empate que al menos sirva para que el conjunto murciano no se escape a seis puntos en la clasificación.

Javier Olaizola apeló el viernes a su mallorquinismo y a la fe que asegura tener en sus futbolistas para prometer una reacción inmediata. Lo cierto es que a estas alturas de la competición casi todo depende de la fortaleza mental con la que uno y otro equipo afronte la pelea por la permanencia. Y en esa asignatura el Mallorca suspende, tal como demostró la pasada jornada en la debacle contra el Tenerifetal como demostró la pasada jornada en la debacle contra el Tenerife.

Los rojillos escribirán hoy un nuevo capítulo de esta agónica temporada sin haber entendido todavía qué les ocurrió en aquella segunda parte en la que los canarios les endosaron cuatro goles sin encontrar resistencia. El Mallorca sacó bandera blanca a partir del gol del empate y una semana después en Son Bibiloni nadie es capaz de articular una explicación. Solo llamamientos a pasar página confiando en que esta jornada sea más provechosa.

El 'efecto Francisco'

Olaizola podrá contar finalmente con Brandon, renqueante desde hace tiempo por unas molestias en el empeine. La deriva del equipo ha apagado la estrella del mediapunta, que acumula más de cien días sin marcar, pero su aportación al juego ofensivo del equipo es casi siempre muy valiosa y el Mallorca le necesita en un momento crucial como este.

El UCAM afronta el partido con las mismas urgencias, pero mejor adaptado a la pelea por una permanencia que ya atisbaba en verano. Los murcianos han mejorado notablemente con Francisco en el banquillo. Han sumado trece puntos de 27, la mitad, con lo que han ganado una buena dosis de moral. En La Condomina esperan que su triunfo de la pasada jornada en Almería se vea ratificado esta mañana con otra victoria que les lance definitivamente.

Las sensaciones, que hasta ahora habían sido el sustento moral de un Mallorca al que los resultados le daban esquinazo, son ahora pésimas. Tanto es así que los focos empiezan a dirigirse sobre un Olaizola que presenta unos números terroríficos. Al técnico vasco le avala su buena reputación y la mejoría que ha experimentado el equipo bajo su batuta, pero una nueva derrota se traduciría en una estadística insostenible: nueve puntos de 33.

La Condomina se perfila como un buen escenario para que el Mallorca conquiste su segunda victoria a domicilio de la temporada. El UCAM es el peor conjunto local de la categoría después de haber cedido seis derrotas en su feudo. Es el clavo al que se agarra un grupo hundido.