Con el estreno de la película de Marcos Cabotà y el partido del próximo sábado ante el Tenerife, ante el que se lucirá la indumentaria del primer ascenso a Primera, en una muy buena iniciativa, se acaban los actos del centenario más triste. El recuerdo de los cien años del Mallorca se han reducido, erróneamente, a tres lustros, los mejores, por no decir los únicos buenos en su larga historia. El club ha sufrido más penas que alegrías ha vivido. Como ahora, el estado natural de la entidad.
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Análisis