La pelea por evitar el descenso se libra en un pañuelo. Solo siete puntos separan a los últimos nueve equipos de la clasificación, un pelotón de sufridores que incluye al Real Mallorca. Entre el Almería, farolillo rojo con 25 puntos, y el Zaragoza, decimocuarto con 32, hay un estrecho margen que habla de lo cara que va a estar la permanencia esta temporada.
El grupo de Olaizola, incapaz de encadenar al menos dos victorias que le concedan un respiro, está atrapado en este complejo laberinto. Sin embargo, no es la única mala noticia. Superado ampliamente el ecuador de la competición, empieza a hacerse visible una brecha que separa a los equipos que pelearán por el ascenso de los que lo harán por evitar la Segunda B.
El Mallorca, con 28 puntos, tiene ya a doce la sexta posición que ocupa el Getafe, equipo que marca la frontera con el 'play-off'. La clasificación se ha estirado y está a punto de romperse, lo que dejará al grupo de Olaizola en el furgón de cola de manera irreversible a no ser que haya una reacción inmediata.
Y no solo hay un abismo con el sexto clasificado. Ahora mismo para los rojillos también parece inalcanzable incluso la décima posición que ocupa el Huesca, con 35 puntos, y que sería sinónimo de tranquilidad.
Agobia una clasificación que se aprieta cada vez más por abajo y que con el paso de las jornadas reduce el margen de reacción para los implicados. Además, a diferencia de otras temporadas, no hay todavía ningún equipo descolgado y al borde del desahucio. El colista Almería tiene solo tres puntos menos que el Mallorca, decimooctavo. En cambio, el pasado curso a estas alturas de la competición el Bilbao Athletic ya tenía un pie y medio en Segunda B, a nueve puntos de una salvación que precisamente marcaba el conjunto bermellón.
Esta temporada todo está mucho más comprimido. Solo tres puntos separan al último del decimooctavo, un UCAM Murcia que recibirá al bloque de Olaizola en la Condomina dentro de dos semanas.
Los evidentes progresos que ha realizado el conjunto rojillo bajo la batuta del técnico vasco no se han traducido en resultados. Especialmente negados están los rojillos lejos de Son Moix, donde solo han sumado ocho puntos sobre 42 posibles. Una renta exigua que ha lastrado irremediablemente al equipo desde que empezó la temporada.
A consecuencia de esta pésima estadística como visitante, la plantilla se la juega en los partidos disputados en el estadio mallorquinista, que últimamente adquieren la etiqueta de final. La próxima será el sábado ante el Tenerife de Pep Lluís Martí. El palmesano ha conducido a los canarios a una cuarta plaza que ha disparado todas las expectativas.
Su exequipo está en el polo opuesto de la clasificación, metido en un profundo bache de resultados y lleno de dudas. Jugar bien y perder, como sucedió la pasada jornada en Montilivi, ya no sirve de consuelo a un Mallorca que solo ha firmado seis victorias en toda la temporada y que apura sus últimas opciones para escapar de la quema.
