Sasa Zdjelar (Belgrado, 1995) dejó claro ayer que está preparado para rendir en esta segunda vuelta de competición. Olaizola le dio ayer la responsabilidad y el serbio, que ha llegado cedido en este mercado invernal procedente del Olympiakos, cumplió, aunque su debut como titular no vino acompañado de buenas noticias por la derrota del Mallorca en Oviedo.

El mediocentro cuajó una buena actuación y le envió un mensaje al técnico vasco de que pretende aprovechar cada oportunidad que le conceda. Sasa, como quiere que le llamen, se repartió las funciones con Juan Domínguez y, a ratos, dio la impresión de que habían jugado muchas más veces juntos. Porque si el gallego dio equilibrio, el internacional se preocupó más en las labores de destrucción del juego del rival y recuperación del balón. El balcánico no es ningún virtuoso con el balón en los pies, y quizá por eso juega fácil. Es de los que no se complica a la hora de pasar la pelota a sus compañeros, una de las razones por las que perdió tan pocas. Abarcó mucho terreno de juego, aunque quizá todavía se le debe pedir un mayor protagonismo cuando el Mallorca tiene la posesión. Eso sí, puede desempeñar un trabajo oscuro para que luzcan mejor sus compañeros.

Las bajas por lesión de Juan Rodríguez y Vallejo, el hecho de que Culio no estuviera al cien por cien, más la reciente salida de Damià Sabater, le abrieron las puertas a salir de inicio. Estuvo mejor en la primera mitad que en la segunda, cuando se quedó sin gasolina. Después de pasarse media temporada en Grecia sin jugar, la falta de competición se reflejó en el tramo final, cuando fue sustituido por Culio a nueve minutos del final, ya con el Mallorca intentando la remontada a la desesperada.

Hasta ayer apenas había disputado 76 minutos en total en los duelos ante el Reus y el Cádiz, pero fue en el Carlos Tartiere cuando mostró más detalles de unas cualidades que le hicieron fichar por uno de los grandes del país heleno. Fue fichado en el verano de 2015 c0mo una de las promesas más firmes del fútbol serbio después de despuntar en el OFK de Belgrado y en las categorías inferiores de la selección de Serbia. De hecho, tocó techo cuando se proclamó campeón del Mundial sub'20 con su combinado después de derrotar a Brasil en la final. Es evidente que la Segunda y el Mallorca, en particular, es otra historia, pero ayer demostró personalidad, a pesar de su juventud, para seguir disponiendo de minutos.