­Elías Ramírez, 17 años y 1'96 metros de estatura, es un proyecto de futbolista fabricado en Son Bibiloni que está a punto de hacerse realidad. "Es el prototipo de guardameta perfecto", elogia Miki Garro, preparador de porteros del Real Mallorca. Nadie le pone techo: "Puede llegar a la selección", barruntan en la Ciudad Deportiva.

Claro que antes deberá quemar unas cuantas etapas. Elías juega en el San Francisco juvenil de División de Honor, equipo satélite del Real Mallorca. Es el conjunto menos goleado de los siete grupos de la categoría; solo once goles en 21 jornadas.

"No hay manera de que le marquen a balón parado", cuenta asombrado Carlos Sureda, coordinador del fútbol base del Real Mallorca. "Elías tiene una condición física y una estructura corporal fuera de lo común. Y más importante, una capacidad de aprendizaje enorme, lo absorbe todo como si fuera una esponja", elogia. El responsable de la cantera rojilla augura al joven guardameta un futuro esplendoroso, pero es partidario de cumplir los plazos para no dar un paso en falso que tuerza su carrera deportiva. "Es un portero para el primer equipo, sin duda. Pero la portería es una responsabilidad muy grande, se necesita un grado de madurez por encima de lo normal y si vamos demasiado rápido le puede hacer más mal que bien", explica Sureda cauteloso. "Yo dejaría que derribara la puerta de la portería del primer equipo de manera natural", sugiere.

Elías nació en Binissalem el 23 de abril de 1999 -próximamente cumplirá dieciocho años- y recaló en el Real Mallorca en el verano de 2011, cuando estaba en edad infantil. Sureda aceptó abrirle las puertas de Son Bibiloni impresionado por los reflejos que demostraba bajo los palos en el equipo de su pueblo. Pero, sobre todo, cuando supo que su padre, Policía Local, medía más de dos metros. "Hay que entender que la portería es una demarcación muy elitista, y en los últimos años se les pide altura. Al conocer la estatura de su padre tuvimos claro que valía la pena apostar por él", indica el responsable deportivo de Son Bibiloni. Poco después de ser reclutado por el Mallorca el futbolista sufrió una pancreatitis que se agravó hasta dejarle en coma durante varios meses. El niño tuvo que ser trasladado a la Vall d'Hebron de Barcelona, donde se recuperó.

Tiene que controlar mucho su alimentación -no puede comer grasas- pero desde su alta pudo seguir haciendo una vida normal. "Es un portero modélico en cuanto a físico y madurez", relata Garro. "Mide 1,96 y con esa estatura es muy difícil encontrar un meta que tenga tan buena coordinación", añade.

Elías es la joya más valiosa que custodia Son Bibiloni. Y desde hace algunos años pretendido por clubes de primer nivel de dentro y fuera de España. "Ha sido un portero muy codiciado", admite Sureda. "Pero tanto él como su familia han tenido muy claro que el fútbol era secundario. Hemos tenido la suerte de que tenga un entorno idóneo", añade.

El coordinador de la cantera asegura que la joven promesa está blindada, aunque no habla de cifras. "Está bien firmado", dice sucintamente.