­La clasificación achucha y el Real Mallorca no se da por enterado. Los bermellones cosecharon ante el Cádiz un empate pírrico en un Son Moix que debía ser un fortín y del que se escaparon los primeros puntos del año. El bloque de Olaizola pudo ganar, pudo perder y al final cosechó su tercer empate consecutivo. Mantiene la imbatibilidad este 2017imbatibilidad este 2017, pero se complica la vida. Una jornada más se queda fuera del descenso por los pelos.

Ambos equipos disputaron un partido vibrante, algo caótico y con mucha presencia en las dos áreas. Brandon se acercó al gol con tres claras ocasiones; y el Cádiz en dos remates que se estrellaron en el poste. El Mallorca mantiene las buenas sensaciones, pero esta vez ha dado un paso atrás.

El Cádiz empezó poniendo en apuros al Mallorca con un ataque impetuoso que en más de una ocasión quebró la defensa bermellona. Con Ortuño siempre como faro, Aitor y Álvaro García fueron dos puñales que se clavaron con frecuencia en los flancos del bloque de Olaizola. En una de estas combinaciones Álvaro superó en velocidad a Campabadal para descargar un fogonazo que se estrelló en el palo izquierdo de Cabrero.

Los locales remaban a contracorriente, desconcertados por un rival que ganaba metros y coraje. Lekic pudo enfriar los ánimos andaluces si hubiera estado más espabilado cuando le llegó una pelota mansa al borde del área pequeña, pero Cifuentes le encimó en el mismo momento en el que el serbio ejecutaba su disparo.

Antes de la media hora Juan Rodríguez se lesionó y tuvo que dejar su sitio a Pleguezuelo. El cambio alteró los planes de Olaizola y debilitó aún más una línea defensiva muy castigada por las bajas, pero el joven futbolista aguantó el tipo en su primera aparición como central en Liga.

El Mallorca no encontraba el camino de la portería cadista, así que Aridane puso de su parte con un despeje que obligó a Cifuentes a realizar la parada de la tarde.

Los rojillos se estiraron, percutiendo por las bandas y buscando a Brandon. El canterano era un incordio cayendo desde la banda al pico del área, pero casi siempre le sobraba el último regate.

La segunda parte empezó sin Vallejo, lesionado, y con Sasa llevando la manija junto con Juan Domínguez en la medular. El partido se adentró en una fase de incertidumbre, con Mallorca y Cádiz tanteándose y buscando el error del otro. Los rojillos mantenían a Ortuño a una distancia prudencial de la portería de Cabrero, pero en el área opuesta Lekic, Brandon y Lago no conseguían hilvanar ningún ataque con peligro. El Mallorca jugaba a toque de corneta, más preocupado por el cronómetro que por mantener un orden táctico.

El cronómetro empezó a abrumar a los hombres de Olaizola, más necesitados de la victoria que su rival. Así que dieron un paso adelante, decididos a hostigar a Cifuentes hasta encontrar el triunfo que les sacara de apuros clasificatorios al menos una semana.

La tuvo Brandon, que conectó un centro largo de Moutinho con un remate acrobático. El esférico dio en el cuerpo de Cifuentes, pero al menos el Mallorca había presentado credenciales de peso para adelantarse en el marcador.

El canterano volvió a citarse con el guardameta del Cádiz instantes después cuando Lago le puso un balón en boca de gol, pero el mallorquín no pudo superar a Cifuentes en el mano a mano.

El conjunto bermellón, volcado en ataque, dejó un enorme espacio de terreno atrás. Casi lo aprovecha Álvaro, que después de una galopada de treinta metros acabó topándose con Cabrero, particularmente inspirado este 2017.

Los últimos minutos dieron para que Garrido estrellara un balón en el poste, Carpio salvara bajo palos un disparo de Brandon y Dani Güiza se llevara la ovación de la tarde en su regreso a Son Moix nueve años después.

Pero el marcador no se movió, dejando en la isla un empate que, esta vez, tiene un regusto muy amargo. Las victorias valen triple y el Mallorca no consigue dar con la tecla.