El Real Mallorca visita Getafe con la esperanza de cargarse todos los pronósticos que le dan como claro candidato a la derrota en el encuentro con el que cerrará la primera vuelta. La clasificación retrata a uno y otro equipo. Los rojillos, erráticos y flirteando con el descenso desde hace muchísimas semanas; los azulones, terceros y lanzados después de haber cosechado cinco victorias y un empate en sus últimos seis compromisos ligueros.

Javier Olaizola se mostró encantado con el papel de víctima que se le otorga a su equipo. Está convencido de que puede haber sorpresa en el Coliseum Alfonso Pérez y que sus futbolistas regresarán a Palma con los tres puntos. Sabe también que para que eso suceda será necesaria una notable mejoría con respecto al último compromiso ante el Mirandés, saldado con un triunfo revitalizante en un partido muy gris.

El Mallorca afronta el partido con las bajas del lesionado Culio y el sancionado Lago, pero a cambio recupera a Brandon. Yuste parece en condiciones de jugar después de varios días de dudas, por lo que previsiblemente el once titular no variará demasiado con respecto al que salió de inicio en el amistoso del miércoles contra el Hertha de Berlín.

Un once “ofensivo”

Olaizola anunció el viernes un once “ofensivo” ante uno de los equipos más en forma de la competición. James repetirá de inicio, mientras que Brandon y Lekic se perfilan como la dupla atacante arriba. Santamaría ya tiene el alta médica, pero Jesús Cabrero le ha ganado la partida y seguirá defendiendo los palos.

Pepe Bordalás tiene una varita mágica. Exprime a todos los equipos que coge y el Getafe no ha sido una excepción. Se subió al carro iniciada la competición, y ha logrado sacar al conjunto madrileño de la zona de descenso para convertirlo en uno de los candidatos más firmes al ascenso directo. El principal peligro azulón vendrá de las botas de Jorge Molina, un delantero en racha que ya contabiliza siete goles.

La situación del Mallorca sigue siendo muy precaria pese a que estrenó el 2017 con un triunfo. Los rojillos aprobaron ante un flojo Mirandés, pero esta mañana van a tener que jugar un partido sobresaliente para rascar algo del Coliseum. También debería verse una mayor dosis del ‘adn Olaizola’ que contra los burgaleses solo apareció a cuentagotas.

El desafío es grande y el premio suculento porque salir victorioso del Coliseum supondría un refuerzo anímico muy importante para afrontar la segunda vuelta. Rescatar un empate tampoco sería mal botín.