Le faltó al Mallorca arriesgar más ante un Elche que tampoco hizo mucho más, antes de la expulsión de Raíllo, para llevarse el partido. Los de Vázquez controlaron bien el encuentro en una primera mitad en la que ninguno de los dos equipos ofreció mucho. Ni juego ni ambición; de hecho, los porteros casi fueron espectadores de un duelo que se encaminaba al reparto de puntos y al 0-0.
Algo debió cambiar en el descanso en el vestuario del Elche, porque los de Toril salieron con más interés y empezaron a poner en dificultades al Mallorca.
Tantas como tuvo Company, que no fue capaz -o no se atrevió- a rematar a puerta en las dos ocasiones que le abrieron un pasillo en el área local. Es en estas situaciones cuando a los futbolistas se les nota la ansiedad o la falta de confianza.
El mallorquín fue uno de los que tuvo un día para olvidar. Como Lekic, que erró un remate de cabeza que quizás no habrá fallado desde que era infantil. También Raíllo tuvo un día de esos, expulsado -con justicia por desgracia- en un partido en el que se le vio más nervioso, quizás agobiado. Tampoco a Pleguezuelo se le olvidará el encuentro: correcto hasta que se le desconfiguró el software en los minutos finales y fue expulsado por doble amarilla. De Salomao y Moutinho, habrá que insistir en que Fernando Vázquez verá algo que los demás no vemos.
