Diario de Mallorca

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La crónica

Un punto de garra

El Mallorca logra empatar en una gran segunda parte después de irse al descanso con dos goles en contra - Brandon y Lago igualan al Sevilla Atlético, el mejor equipo que ha pasado por Son Moix - Ovación a los jugadores al final del partido

El Mallorca sumó ayer un punto de garra, de no darse por vencido pese al mazazo que supuso irse al descanso con dos goles abajo. No se sumaron los tres puntos, que debe ser el único objetivo del equipo, y más jugando en casa, pero las sensaciones fueron ayer muy diferentes de otros empates precedentes, por ejemplo el último ante el Zaragoza. El punto sabe muy bien por varias razones. En primer lugar porque el encuentro estaba prácticamente perdido a falta de media hora; segundo, porque enfrente había un rival de postín, el mejor con diferencia que ha pasado por Palma esta temporada; y tercero porque la sensación que deja el equipo es que no se rinde nunca, ni aún en las peores circunstancias. Al menos ante su público, que valoró el gran esfuerzo de los jugadores con una ovación de gala al término del partido.

Se pueden decir muchas cosas del partido, pero no que no fuera entretenido. Fue un toma y daca continuo entre dos equipos que buscaron el gol en todo momento. El Sevilla Atlético demostró porqué se presentó en la isla segundo en la tabla. El equipo de Diego Martínez, expulsado en la segunda parte, al igual que su colega Fernando Vázquez, sabe a lo que juega. Cumplió con creces con la fama de la que venía precedido. Es un equipo osado, valiente, descarado, con la portería rival entre ceja y ceja. Cualquier otro equipo hubiera puesto el candado tras encajar el empate a falta de un cuarto de hora. El filial del Sevilla no. Al contrario, fue con todo al ataque en busca de un tercer gol que le diera la victoria. Y si no la obtuvo fue por un enorme Santamaría, que con dos espléndidas intervenciones, sobre todo en el minuto 83 en un lanzamiento de falta de Ivi, arregló el desaguisado que creó en el segundo gol andaluz. El guardameta mallorquinista reaccionó tarde y mal, y permitió que Gual le robara la cartera. La madera también ayudó en ambas porterías.

El Mallorca no podía con un filial que parece cualquier cosa menos el equipo nodriza de un primera. Liderados por un espléndido Borja Lasso, que hizo lo que quiso en la primera parte, y ayudados por la rapidez y desparpajo de Ivi y Pozo, el equipo de Vázquez sufrió más de lo esperado. Ivi marcó el primero en el minuto 24 y a dos minutos del descanso llegó el segundo en el mencionado error de Santamaría.

No quedaba otra que intentar la heroica tras el descanso. El equipo de Vázquez fue a por todas. Lekic entró de inicio por Juan Rodríguez y formó pareja con Brandon, con Moutinho y un gran Lago en las bandas. Antes del cuarto de hora, al fin, Vázquez sustituyó a un de nuevo apagado Moutinho. Salomao, su sustituto, no tardó ni un minuto en poner un centro desde la banda que era medio gol. Acabó de completarlo el de siempre, Brandon, que sumó su octava diana. Quedaba media hora, tiempo suficiente para intentar la remontada.

Empujado por una afición entregada por el esfuerzo de los suyos, el Mallorca puso cerco sobe la portería de Caro. Salomao tiró fuera con todo a favor y Lago cabeceó al poste con el portero andaluz batido. Dos minutos después de esta acción, el marfileño marcó el gol del empate. No fue uno cualquiera, sino un gol en toda regla. Recibió en el centro del campo y, permanentemente acosado por un rival, siguió conduciendo el balón hasta que remató con la derecha, bajo y ajustado al palo derecho de Caro. Justo premio al mejor jugador del Mallorca. A partir de ese momento fue un no parar.El guión parecía preparado para que los locales intentaran ir a por el tercero. Pero fue imposible porque los sevillistas se hicieron dueños del balón y buscaron la victoria sin concesiones. Santamaría y el larguero lo impidieron. El Mallorca dio por bueno el empate ante un rival que está llamado a ocupar toda la temporada las posiciones de privilegio. Es un señor equipo y los rojillos pueden dar fe de ello. Lo que sucedió al final, con el tiempo cumplido, fue para beneficio de inventario. Los andaluces se fueron con nueve al vestuario por las expulsiones de Matos e Ivi. Pero no había tiempo para más.

Para el que no haya visto el partido, el resultado es un jarro de agua fría. Pero el de ayer es un empate para la autoestima de unos jugadores que quieren pelear con los mejores. El equipo ha demostrado con creces que funciona en casa. Ahora falta que el rendimiento sea igual fuera.

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