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La crónica

Brandon evita el ridículo

El delantero salva un punto a cuatro minutos del final con un cabezazo en un mal partido ante un Nàstic que sigue sin ganar a nadie - El de Cala d'Or ya había igualado el duelo con un soberbio gol nada más empezar la reanudación

Los jugadores del Mallorca tras encajar el primer gol.

El sensacional cabezazo de Brandon a solo cuatro minutos del final salvó más que un punto. El delantero de Cala d'Or, una bendición para este Mallorca, evitó un ridículo de los que hubiera hecho mucho daño. Y eso que en las últimas temporadas hay momentos esperpénticos para elegir. El Nàstic de Tarragona, que evidenció por qué es el colista de la categoría, estuvo a punto de amargarle la vida a los de Vázquez, que ya puede felicitarse por el empate porque, de lo contrario, le hubiera tocado vivir una semana muy complicada.

Es cierto que los catalanes solo habían perdido un partido en casa, pero es que tampoco lo habían ganado, ni como local ni como visitante. Los bermellones, ayer de blanco, siguen sin ganar fuera de casa, pero lo peor es que ante un rival tan justo de moral y talento, sufrió para no perder. Al Mallorca le faltó personalidad, sobre todo en una nefasta primera parte, en un partido bronco hasta después del pitido final, con una tangana que no pasó a mayores. Da la sensación de que, después del triunfo ante el Alcorcón, se desperdició una gran oportunidad para dar un salto en la clasificación y, sobre todo, en la autoestima. Si se gana al Zaragoza el próximo sábado ya serán tres jornadas sin perder y siete puntos de nueve, pero eso ya son ganas de ver el vaso medio lleno. Porque el Mallorca no está evolucionando, no está yendo a más, al menos al nivel de las esperanzas de su entrenador, que ayer dejó un mensaje que puede tener trascendencia. Con el empate a uno, apostó por quitar al ariete Óscar Díaz, que tampoco tenía su tarde, para introducir a Ansotegi, un central. Más allá de que la jugada saliera mal, ya que el Nàstic marcó al minuto siguiente, dio la impresión de que se conformaba con el punto, a pesar de que todavía restaban veinticuatro minutos para el final. El entrenador niega que sea un cambio defensivo, pero lo seguro es que tuvo que rectificar al poco tiempo para buscar el 2-2.

El Mallorca se lo puso fácil desde el principio a los tarraconenses para que no sintieran sus urgencias clasificatorias. Y eso que el plan era tener el balón y hacer daño, pero nada más lejos de la realidad. Se lo cedió, aunque después era incapaz de sorprender a la contra, con un Brandon y Lago demasiado aislados para intentarlo. Los locales, sin hacer nada del otro mundo, y con más corazón que cabeza, se iban acercando cada vez más a la portería de Santamaría, pero solo daban miedo cuando Juan Muñiz o Tejera tocaban el balón. El primer susto lo dio el exmallorquinista, con un lanzamiento de córner olímpico que obligó al meta a sacar los puños.

Hasta que Yuste provocó una evitable falta, quizá enrabietado tras cometer un error, que complicó las cosas. Porque Juan Muñiz, que es un consumado especialista, marcó un buen gol de tiro directo, aunque con el beneplácito de Santamaría, que hizo la estatua. O la barrera estaba mal colocada, o al meta le fallaron los reflejos, pero lo que está claro es que dio la sensación de que se podría haber hecho algo más para evitarlo. Era el minuto veintiuno, quedaba todo un mundo para reaccionar, y los rojillos lo hicieron a medias.

Lago Junior se anticipó con picardía a su marcador, tras un gran pase de Campabadal, y envió su cabezazo a la cruceta, cuando parecía que batía a Dimitrievski. Poco después, un disparo lejano de Damià Sabater obligó a lucirse al portero del Nàstic, que bajó muchos enteros su intensidad.

Daba la impresión de que si el Mallorca apretaba el acelerador, los catalanes pasarían muchos apuros, pero eso no llegó a suceder. No había pases interiores, pero es que tampoco exteriores, más allá de la ocasión de Lago. Un tiro de Kakabadze, que detuvo Santamaría, y un cabezazo fuera de Raíllo, tras una jugada embarullada, fueron las acciones más destacadas hasta el descanso.

Eso sí, es imposible empezar mejor una segunda parte. A los veinticinco segundos, una soberbia jugada de Brandon, que sorteó en dos ocasiones a Suzuki, lanzó un fuerte disparo desde fuera del área que sorprendió a Dimitrievski. El cielo se le abrió de par en par a los baleares, que disponían de toda la reanudación para luchar por los tres puntos. A los catalanes les entró el miedo, pero el Mallorca no supo aprovecharlo. De hecho, Santamaría detuvo un tiro de Ferran tras un contraataque en una jugada que había nacido en un córner a favor de los isleños. Ver para creer que eso siga sucediendo porque llueve sobre mojado.

Vázquez movió ficha con la entrada de Ansotegi, pero Jean Luc destrozó esa decisión con un tiro desde lejos en el que Santamaría no pudo atrapar el balón en otra intervención en la que pareció que podría haber hecho más. El Mallorca se vio obligado a espabilarse, aunque fuera a la desesperada. Raíllo cabeceó fuera en una buena ocasión y poco después Brandon disparó para lucimiento del meta Dimitrievski. El canterano fue objeto de un penalti muy claro, aunque el árbitro consideró erróneamente que la falta era fuera del área. Y ahí llegó el mejor momento de la tarde para los visitantes. Moutinho, que había entrado poco antes, sirvió un buen balón y Brandon, con picardía, se anticipó al defensa y metió la testa para salvar los muebles a un Mallorca que necesita mejorar.

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