La paciencia no es una virtud de los dirigentes del fútbol y los de esta Liga 123 no son una excepción. El incumplimiento de las expectativas provoca cambios traumáticos que siempre tienen la misma víctima, el ocupante del banquillo, ya que por pura matemática es más fácil, y diría que más económico, prescindir de uno que de diez. En lo que va de temporada ya han caído los técnicos del Getafe, Esnáider, y del próximo rival del Mallorca, el Alcorcón. A Cosmin Contra no le salvó ni siquiera haber dejado fuera de la Copa del Rey al Elche.
A uno le gustaría que Molango hiciera cumplir a rajatabla su frase de que "el que no esté a la altura en octubre o noviembre se va a ir". A inicios de este mes son muchos lo que no han llegado al listón y me refiero a los jugadores más que a Vázquez, que tiene también su cuota de responsabilidad en este penoso inicio de Liga, el peor desde que se descendió a este infierno de la Segunda División. El gallego no da en la tecla pero si uno analiza la actuación de los jugadores, los que saltan domingo tras domingo al campo, la calidad teórica que estos atesoran comparada con la de otros equipos, no puede sino colegir que están dando un rendimiento muy inferior al esperado. ¿Será capaz el consejero delegado de dar un golpe sobre la mesa y advertir a los futbolistas de lo que les espera, o simplemente se limitará a cambiar de técnico como se hizo con Oltra, Carreras, Karpin, Ferrer y Gálvez?, aunque solo este último recibió la noticia de labios del suizo. La del domingo será otra jornada de ultimátums.
