Como el mismísimo Leo Messi cuando firma un triplete. Con el balón entre las manos como si de un tesoro se tratara. Así abandonó el terreno de juego Brandon Thomas, el gran protagonista en la imprescindible victoria del Mallorca sobre el Huesca. El jugador mallorquín vivió su particular jornada de gloria, con la que sueña cualquier futbolista que se precie. Con sus goles, los dos primeros antes de cumplirse el minuto 6, ha devuelto parte de la tranquilidad que necesita el equipo, que prosigue en su particular periodo convulso que no ha abandonado desde su triste descenso a la categoría de plata.
"Si los jugadores quieren hacer algo por mí, que ganen", dijo el viernes un Fernando Vázquez más en la cuerda floja que nunca. El técnico gallego, con toda la experiencia del mundo, sabía que si ayer no se ganaba al Huesca, sus horas en el banquillo de Son Moix estaban contadas. Es la ley del fútbol, de la que no escapa ningún entrenador, por afamado que sea. Sus jugadores respondieron. Del primero al último. Entraron al partido enchufados como pocas veces, conscientes de que en sus manos, o mejor dicho, en sus botas, estaba la cabeza de su entrenador, con el que están a muerte.
Liderados por un Culio excepcional -todo un lujo para el Mallorca este jugador-, Brandon marcó el primero en el minuto 3. No sin algo de fortuna, que también cuenta en el fútbol. El centro de Oriol desde la izquierda fue peinado por el central del Huesca Íñigo López, en pugna con Lago. El balón fue a la cabeza de Brandon, que remató a placer.
Cuando la afición todavía celebraba el gol del menudo delantero mallorquín, llegó el segundo. Culio la pasó a Lago, que tiró a puerta flojo. El balón, llorando, dio en el poste y Brandon, atento a la jugada, remató para marcar el segundo. Ver para creer. El Mallorca ganaba 2-0 en los primeros seis minutos con el partido perfectamente controlado. Si el equipo fuera fiable, la victoria ya se hubiera dado por descontada, pero tratándose de un equipo tan frágil, que se derrumba al primer contratiempo, se hacía imprescindible no lanzar las campanas al vuelo.
Con dos goles a favor el equipo fue a lo práctico. Nada de aventuras. Volvió el Mallorca de siempre, agazapado atrás y a la espera de algún contragolpe. El Mallorca entregó descaradamente el balón a los hombres de Anquela, que se mostraron negados de cara a puerta. Un disparo de Samu Sáiz, sin duda el mejor del Huesca, en el minuto 34, respondido con una buena intervención de Cabrero, fue lo único que hizo en la primera parte.
Vázquez lo probó todo esta semana. Pero ayer se comprobó una vez más que lo que se ve en los entrenamientos no es lo que parece. Entrenó toda la semana con Pleguezuelo como pareja de Yuste en el centro de la defensa y jugó Ansotegi. Probó con Pol Roigé en una banda y colocó a Brandon. Y Lago, que parecía condenado a la suplencia, fue el referente en ataque. Sabia decisión, por lo visto ayer. El africano llevó el peligro constante a la pareja de centrales del Huesca. Su velocidad y corpulencia le dan una gran ventaja, de la que supo sacar provecho. Vázquez ha buscado de debajo de las piedras para encontrar una solución a la falta de gol. Y parece que la ha encontrado. Lago no marcó, pero fue protagonista en los dos primeros goles de Brandon, los que fraguaron la victoria del Mallorca. Habrá que ver si Lago sigue como hombre más adelantado, con Óscar Díaz de segundo punta. No lo hizo mal el hombre que está en el punto de mira de casi todo el mundo, cúpula del club incluida. Asumió su papel, más sacrificado, y, al fin, fue un hombre importante para el equipo.
La nota negativa fue la lesión de Juan Rodríguez a la media hora, sustituido por Damià. El andaluz se ubicó como interior, abandonando su posición habitual en el pivote defensivo, pero recayó de sus molestias musculares. Su ausencia obligó a Lago a ocupar uno de los extremos y perdió todo el protagonismo que había conseguido en el primer tramo del partido. Más motivos para seguir confiando en él como hombre más adelantado.
El Huesca seguía siendo el dueño del balón, pero cuando llegaba, Cabrero resolvió sin problemas. El gol que cerraría la inolvidable tarde de Brandon llegó en el minuto 71 cuando el de Cala d'Or recibió de Moutinho, que acababa de entrar por un aplaudido Óscar Díaz, controló y, tras dar un giro sobre sí mismo, batió a Herrera. 3-0. Más de uno se frotaba los ojos. La expulsión por doble amarilla de Oriol, uno de los destacados del partido, se quedó en una anécdota porque el duelo estaba resuelto a favor de los locales. Quedarse en inferioridad obligó a Vázquez a dar entrada a Pleguezuelo cuando, seguramente, su intención era cambiar a Brandon para que fuera ovacionado. Dio lo mismo.
Al final del partido, y seguro que no por casualidad, sonó el 'Qué escándalo' del incombustible Raphael. Muy apropiado. La goleada hay que disfrutarla y celebrarla, aunque la Copa ya se eche encima. Espera el UCAM. Y luego el líder Levante. Pero esa será otra historia. La de hoy tiene un nombre: Brandon, por triplicado.
