­Cuando el 'speaker' del Iberostar Estadio, Jaume Colombàs, pronunció el nombre de Óscar Díaz, al ser sustituido por Brandon en el minuto sesenta y cuatro, una buena parte de la grada le abucheó. La afición mostró su descontento por el rendimiento del delantero, que está en el punto de mira por la alarmante falta de pegada que está exhibiendo el Mallorca. Curiosamente el madrileño ha anotado uno de los dos que ha marcado el equipo en los siete partidos disputados en la Liga, el de Cádiz, que sirvió para salvar un punto. Pero eso ya queda muy lejos.

Fernando Vázquez le volvió a dar la titularidad después de estar en el banquillo ante el Girona y el Tenerife, pero no la aprovechó. Estuvo desacertado, incluso en alguna acción mostró ansiedad cuando tenía el balón en los pies, a pesar de sus 32 años. El ex del Numancia debe elevar su nivel, tal y como le exige el propio técnico como el consejero delegado Maheta Molango, que ha manifestado en más de una ocasión su fe ciega en su pólvora. No obstante, las cosas no le están saliendo a Óscar Díaz, que es una víctima más de los problemas de definición que padece la plantilla y que se han reflejado también en Lago, Juan Rodríguez, Pol Roigé o Brandon en los últimos encuentros.

El club abonó en enero 250.000 euros al Numancia después de anotar siete dianas con los sorianos en medio curso, pero hasta el duelo en Cádiz de mediados de agosto se había quedado con las ganas. La marcha de Colunga, la baja por lesión de Lekic y la falta de experiencia de Dalmau provoca que su responsabilidad aumente, pero algo está fallando. De hecho, el entrenador prefirió darle la oportunidad en los dos anteriores encuentros a Brandon, a pesar que el de Cala d´Or no es un ariete nato, ni mucho menos. Ayer podría haber cambiado su destino y el del Mallorca, pero se quedó con las ganas. Y la afición se lo recordó con silbidos cuando se dirigía al banquillo, algo que le dejó con cara de circunstancias. Sabe que la solución pasa por marcar, justo lo más complicado.