Son los nuevos jefes del vestuario. Los que cortan el bacalao tanto dentro como fuera del terreno de juego. Por personalidad y experiencia. Son los hombres de confianza del entrenador, los pretorianos de Fernando Vázquez: Culio, Juan Domínguez y Juan Rodríguez.

Con su presencia en el once titular en los cuatro partidos de Liga que se llevan hasta el momento han conseguido que el equipo dé un giro de 180 grados con respecto a las últimas temporadas. De pasar de jugar a expensas del rival, sea quien fuere, el equipo se ha transformado en solo un mes de competición y ha sido capaz de darle la vuelta a la tortilla. Ahora es el Mallorca el que domina los partidos, el que exhibe personalidad, el que se hace dueño del balón desde el pitido inicial. Y los máximos responsables son ellos.

Culio, un veterano del fútbol -conoce el fútbol argentino, chileno, rumano, turco y el de los Emiratos Árabes, en el Al-Wasi que le hizo 'mobbing', obligándole a entrenar sin luz, agua ni balones-, posee una calidad exquisita en sus botas. Desde que finalizó la pasada temporada, en la que el equipo evitó el descenso en una agónica última jornada, fue la primera petición de Vázquez al consejero delegado Maheta Molango. Con una fuerte personalidad, es el jugador con carácter que hacía falta en el vestuario del Mallorca, el típico futbolista al que no le gusta perder ni a las canicas. No es de extrañar que haya sido designado uno de los cuatro capitanes de la plantilla, junto a Company, Yuste y Cabrero. Culio, de 33 años, es el futbolista que aporta algo diferente. Cuando se hace dueño del balón siempre pasa algo, casi siempre para bien. Es el lanzador de las faltas y de los saques de esquina y el que da los mejores pases a sus compañeros. Solo unas pequeñas molestias, aparentemente sin importancia, le obligaron a abandonar el terreno de juego de Vallecas media hora antes de finalizar el partido, en lo que son los primeros minutos que se pierde. Con fama de lesionarse en exceso la pasada temporada en el Deportivo y en Las Palmas, Culio sobresale sobre todo en las primeras partes, cuando el físico le responde. Tras el descanso, su rendimiento decae, pero Vázquez no le cambia porque es consciente de que, por su calidad, es capaz por sí solo de definir un partido.

Juan Domínguez es otro de los futbolistas que conoce bien el técnico de Castrofeito de su etapa en el Deportivo. También figuraba su nombre entre los primeros de su particular lista para reforzar el centro del campo. Acusado de excesivamente frío, a sus 26 años afronta su primera experiencia como futbolista lejos de La Coruña y del Deportivo, donde milita desde las categorías inferiores. Busca en el Mallorca reivindicarse y demostrar la indudable calidad que posee. Domínguez aparece como el hombre del último pase, siempre por detrás del jugador más adelantado. Partidario Vázquez de jugar con dos extremos muy pegados a la banda -por el momento Lago y Moutinho-, Domínguez ha relegado a Brandon al banquillo, pese a ser el único futbolista, junto a Óscar Díaz, que ha firmado un gol. Juan Domínguez es un fijo para su entrenador, que le ha hecho jugar los 360 minutos de Liga que se han disputado en las cuatro jornadas celebradas.

Solo con un cambio de sistema, que llegará, según anunció el técnico tras perder el equipo en Vallecas, si se sigue sin encontrar el camino de la victoria, podría apartarle de la titularidad si se apuesta por una forma de jugar más práctica, en la que el balón dejaría de ser protagonista.

El tercero de los pretorianos de Vázquez es Juan Rodríguez, de 34 años, que actúa como pivote por delante de la defensa. Es el que da equilibrio al centro del campo. No es brillante, pero sí el jugador que todos los entrenadores quieren en sus equipos, por disciplinado y por profesionalidad. Tiene la virtud de no complicarse nunca la vida. Va a lo fácil y aprovecha su gran envergadura -1,85- para acudir a todas las faltas y saques de esquina para estar presto al remate. Ex jugador del Málaga, Deportivo y Getafe las cuatro últimas temporadas, Rodríguez tiene llegada, como se pudo comprobar el domingo en Vallecas, cuando a punto estuvo de batir al guardameta rayista Toño en un remate franco.

Culio, Juan Domínguez y Juan Rodríguez son el otro yo de Vázquez en el terreno de juego, los arquitectos de un Mallorca con la asignatura pendiente del gol.