Steve Aldo One ya sonríe. Tiene motivos para ello. Tras superar un doloroso y larguísimo calvario de más de siete meses por culpa de una grave lesión, llega el momento para el central de 21 años del Mallorca B de volver a sentirse futbolista.

Su historia es la de tantos jóvenes que esperan la oportunidad de dar el salto al primer equipo. En el caso de One, todo se frustra por una maldita rotura. Fue en enero de este año, cuando el filial cerraba la primera vuelta en el grupo balear de Tercera frente al Rotlet Molinar. Su rodilla se desestabilizó y los ligamentos cruzados se dañaron de forma seria. Operado con éxito en Barcelona, los plazos de recuperación fueron los de siempre en estos casos. Uno no se escapa de los 6-7 meses. Y para One tampoco fue una excepción.

El de Can Picafort, que entraba en los planes de la dirección deportiva para hacer la pretemporada con el primer equipo, no solo se ha perdido eso, sino que junto con otros futbolistas -como el también lesionado Limamou Sow- ha tenido que entrenar al margen del grupo.

Y solo ahora se le ha dado el visto bueno para integrarse en la dinámica de equipo y formar parte del engranaje de un filial que no va sobrado de jugadores de sus características. Además, One también se puede considerar útil, ya que ahora sí tiene ficha del filial puesto que Julio Pleguezuelo, con ficha hasta ahora del Mallorca B, pasa a ser del primer equipo. Una circunstancia que deja bien a las claras que la persistencia del futbolista ha tenido resultados, y más en un tema que esta temporada está muy caro en el filial: tener un sitio en el plantel.

El técnico del filial, Javier Olaizola, espera como agua de mayo el regreso de One para darle ya minutos la próxima semana en el partido de Copa Federación.