Para los desmemoriados y para los que creen que está a punto de llegar el fin del mundo, recordarles que el Mallorca de la pasada temporada, el peor del último lustro, presentaba unos números similares a los actuales. Y jugando a nada, se salió del atolladero, es verdad que con muchos apuros.
La actual plantilla es de más calidad que la del pasado ejercicio, sobre todo en un centro del campo que no se cansa de tocar y tocar. Jugando como en los tres últimos partidos, con personalidad, llevando el control del juego y dominando todas las parcelas del campo menos, de momento, el área rival, los goles tienen que llegar antes o después. Se desconoce el cambio de estrategia que tiene pensado Vázquez, como anunció, en el caso de que prosiga la sequía, pero lo que parece claro es que el camino más corto hacia el gol es siendo el dueño del balón.
Se puede criticar la política de fichajes, la desidia a la hora de fichar un punta de referencia -da escalofríos pensar dónde estaría este Mallorca con Ortuño-, y cosas por el estilo, pero lo que nadie puede negar es que da gusto ver al equipo. Cuando llegue la primera victoria será consecuencia del juego.
