No es lo mismo el cero del casillero del partido contra el Reus que el que lució, desafortunadamente para el Mallorca, contra el Oviedo el pasado domingo. Ante los catalanes el equipo sufrió un durísimo castigo con el postrero gol del debutante en la categoría. Sin embargo, el equipo de Vázquez no hizo mucho más que para llevarse un triste empate. Porque no llegó a puerta, no inquietó al portero rival.
Frente al Oviedo fue diametralmente diferente. El equipo tuvo nulo acierto, pero sí pegada. Llegó con claridad al menos en cuatro ocasiones para batir al mallorquín Juan Carlos y sumar por primera vez de tres en tres, que es la única forma de pelear por algo importante. Hubo combinación y profundidad. La primera victoria se resiste más de lo esperado, pero el primer paso está dado.
