Llueve sobre mojado. Y lo que queda si esto sigue así. El Mallorca está evidenciando problemas de puntería en este inicio de Liga, algo que ya provocó muchos dolores de cabeza en las anteriores temporadas y que amenazan con persistir en este curso. Porque ante el Oviedo, en uno de los mejores encuentros de los rojillos desde que descendieron a Segunda en 2013, se volvió a evidenciar la frustración de antaño. Veintidós disparos a portería y ninguno de ellos acabó con el balón dentro de la meta de Juan Carlos (0-0).
En los tres partidos de este curso solo se ha anotado uno, el de Óscar Díaz en Cádiz, que sirvió para empatar (1-1). En la dolorosa derrota ante el Reus (0-1) y el domingo frente a los asturianos, aunque ambos duelos fueron muy distintos en cuanto a imagen y prestaciones, el Mallorca se quedó con las ganas. "La lectura no es que al Mallorca le falta gol, sino que no aprovecha las ocasiones", reflexionó el técnico Fernando Vázquez el domingo.
Los ojos están puestos en Óscar Díaz, Brandon, Lekic y Dalmau, que son los arietes de la plantilla, aunque Lago también puede actuar en esa posición. Hay muchas voces críticas que consideran que la entidad no ha reforzado su parcela ofensiva con delanteros suficientemente contrastados para la categoría, sobre todo después de la marcha de Colunga, por petición propia.
Sin embargo, en la planta noble del Iberostar Estadio reclaman paciencia acerca de la falta de pólvora. "Tenemos goles suficientes para hacer las cosas bien y estar en un puesto cómodo", ha comentado ya en más de una ocasión el consejero delegado Maheta Molango. El director deportivo también muestra su confianza en ellos. "Cualquiera de nuestros delanteros puede llegar a quince goles", aseguró Javi Recio a este diario el pasado jueves. Vázquez es el que más reconoce abiertamente el problema, aunque también pide calma y un acto de fe en toda regla. "No es exactamente el gol lo que nos falta. Es ese toque final -en las jugadas-, quizá no tenemos la luz suficiente para marcar goles", destacó.
Lo que es seguro es que han pasado diferentes entrenadores, renombrados delanteros y las dificultades para marcar han sido una constante. Y eso que en la plantilla hay jugadores que saben lo que es marcar goles, pero con otra camiseta. El propio Óscar Díaz llegó en enero después de meter siete en media temporada en el Numancia, mismos guarismos que Lago en el Mirandés hasta enero. Lekic anotó cinco también desde su llegada al Girona en el mercado invernal y Dalmau alcanzó los doce en seis meses en el filial del Espanyol en Segunda B. Brandon fue el 'pichichi' de los bermellones, pero con apenas seis tantos, una cifra baja y que ayuda a entender por qué el equipo no se salvó hasta la última jornada.
Está por ver si la confianza que reclaman los rectores del Mallorca obtiene una buena respuesta porque lo deseable, casi obligado, sería no repetir una cantidad de goles tan pobre. De hecho, en las tres últimas campañas el Mallorca siempre ha estado entre los menos realizadores de Segunda. El ejemplo más claro se produjo la pasada campaña, cuando solo el descendido Bilbao Athletic -35- estuvo menos inspirado que los baleares -39-.
Hace dos temporadas, a pesar de que en la plantilla contaba con Xisco, que anotó nueve en medio año, marcó cincuenta y uno -Karpin y Soler fueron los técnicos-, mientras que en la 2013/2014, con Oltra, Carreras y la dupla Olaizola-Alomar, solo marcó cuarenta y seis. Unos números que deberían ser mejorados sustancialmente esta campaña, como mínimo, para no sufrir.
