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Liga 1|2|3

Un Mallorca soberbio indulta al Oviedo

El conjunto rojillo se estrella contra la portería de Juan Carlos y deja escapar con vida a los asturianos

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El Mallorca se queda sin premio por falta de gol

El Real Mallorca más inspirado de los últimos tiempos se estrelló contra Juan Carlos y el infortunio. El bloque de Fernando Vázquez sometió durante los noventa minutos a un Oviedo que en muchas fases del partido sufrió una verdadera tortura. Los rojillos tuvieron la iniciativa, las ocasiones y la ambición. Pero no el gol. Ninguna de las numerosas descargas sobre la meta ovetense encontraron premio y los rojillos acabaron el partido tendidos sobre el césped, frustrados y preguntándose por qué se había escapado la primera victoria de la temporada.

El Mallorca acentuó la tendencia a monopolizar el esférico que ya se vio la pasada semana en Cádiz. Esta vez con más artillería, intención y ocasiones. Pero el marcador no se alteró. El camino enfilado por el grupo de Vázquez es el correcto. Falta el gol que lo confirme y lleve la tranquilidad a unos futbolistas a veces demasiado excitados.

El conjunto rojillo protagonizó un arranque eléctrico, con Culio en plan estelar y todo el equipo dirigiendo el foco sobre la portería de Juan carlos. Casi todo lo que pasaba nacía o pasaba por las botas del argentino, más vertical y peligroso que nunca. También a balón parado. Una falta lanzada con mucha intención acabó en los dominios de Yuste, cuyo remate fue desviado de manera consecutiva por el guardameta mallorquín y el larguero. El propio Culio probó fortuna instantes después con un latigazo que Juan Carlos detuvo en dos tiempos.

El Mallorca tenía arrinconado al Oviedo, desconcertado por el vendaval rojillo e incapaz de aguantar la pelota más de un segundo. Lago, Moutinho y Juan Rodríguez se unieron a la fiesta, pisando área y sangrando a la flácida defensa ovetense por los dos costados. Juan Domínguez ejercía de director de orquesta y abortaba cualquier intento de escaramuza por parte del rival.

Un festival rojillo que solo faltaba coronar con el gol. El Mallorca mordía, corría más y dominaba con autoridad a un rival que no atinaba a dar dos pases seguidos. Fernando Hierro levantaba los brazos en la banda sin saber cómo sacar a su equipo del profundo pozo en el que se encontraba.

El monólogo de los hombres de Vázquez era una cuestión de actitud, pero también de calidad. Solo así se explica que borraran del mapa a un Oviedo al que le gusta mandar cuando le dejan y que está llamado a instalarse en las alturas. El descanso llegó al rescate de los asturianos y sorprendió a un Mallorca que una vez más no supo rematar la faena.

La segunda parte arrancó con nuevos avisos del Mallorca. En uno de los más claros Óscar Díaz estaba en inmejorable disposición para culminar un gran contragolpe, pero al madrileño se le hizo de noche con la pelota y David Fernández se le echó encima antes de que rematara. Poco después lo probó Lago, pero Juan Carlos se estiró para evitar que el esférico se colara por la escuadra.

Los bermellones siguieron a lo suyo, dominadores e intensos, con menos claridad porque la gasolina se iba agotando, pero aprisionando a un rival que ya se planteaba el encuentro como un mero ejercicio de resistencia. No existía el Oviedo, que paladeaba el 0-0 como si de una gran victoria se tratara.

Miedo a perder el punto

Se sucedían los córners sobre la meta de Juan Carlos, pero el Mallorca apenas les sacaba rédito. Juan Domínguez cabeceó uno de ellos con toda su alma, pero el esférico se fue arriba. Poco después lo intentó Moutinho, pero el guardameta mallorquín estuvo muy atento.

En el último tramo empezó a planear el miedo a perder el punto y el Mallorca dio un paso atrás. Sin Lago sobre el terreno de juego -Vázquez le había reemplazado por Damià- y con Culio exhausto, el grupo bermellón había perdido mucho mordiente. Pese a todo Lekic tuvo una última oportunidad en el descuento, pero no conectó por centímetros con una pelota que salió rozando el poste.

Los aplausos de la grada al final premiaron el esfuerzo del Mallorca. Aunque a efectos clasificatorios un empate en Son Moix resulta difícil de digerir. La próxima jornada toca un comprometido desplazamiento a Vallecas. El reto es mantener el nivel.

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