Dos partidos y un punto, un balance discreto para el Mallorca, que ha iniciado la liga ante dos ex equipos de Segunda B y que ha perdido contra uno y empatado con otro. El equipo de Vázquez empezó ayer mandando, llevando la iniciativa y gozando de ocasiones, especialmente por parte de Brandon, ante un Cádiz que se limitó a contener y esperar su oportunidad, que llegaría tras el error de Company -aciaga noche, con expulsión incluida-, al cometer penalti sobre Ortuño, que este transformó. En la segunda mitad, las ganas y el dominio rojillo tuvieron como premio el gol del empate que evita el desastre que hubieran supuesto dos derrotas.
La temporada acaba solo de empezar y las urgencias no deberían marcar el presente del equipo, aunque Fernando Vázquez sabe que pese al discurso conservador de Molango de puertas para afuera -ir partido a partido, consolidarse en la clasificación y esperar a lo que dé la cosecha de puntos para afrontar las jornadas decisivas-, la exigencia del ascenso será siempre una referencia para el Mallorca en esta Segunda División. Solo cesará cuando el equipo lleve años en la categoría y los recuerdos de esos 16 años en Primera queden lejanos. El margen de confianza al equipo y al técnico ha de ser amplio, pero puede pasar que unos pocos partidos sirvan para evaluar a lo que puede aspirar esta plantilla. Se ha mejorado, pero enfrente no ha habido rivales de entidad. El Oviedo de Fernando Hierro, próximo visitante de Son Moix marcará más el nivel de lo que se tiene para afrontar la temporada.
El Baleares se lleva el derbi de Segunda B. Fue intenso como se esperaba. Ningún Baleares-Mallorca, aunque sea el filial, deja de serlo. El equipo de Ziege se llevó en los minutos postreros un duelo con alternativas en el juego que sirvió para poner de manifiesto que los de la Vía de Cintura aspiran con argumentos a acabar la temporada en puestos de liguilla de ascenso y que los hombres de Olaizola, bisoños pero con calidad, van a tener que hacer un curso acelerado de competitividad para mantenerse en la categoría. Sus dos primeros rivales, tanto el Alcoyano como el sábado el Baleares, eran dos huesos, pero al filial no le queda otra que reaccionar si no quiere ser el Llosetense del año pasado. Visto y no visto en Segunda B.
Otro examen para Nadal. Este lunes vuelve Nadal a un grande. El Open USA empieza para el mallorquín, que tiene un asequible debut con el uzbeko Denis Istomin, 107 del mundo, al que el mallorquín ha ganado en los cuatro enfrentamientos que han tenido en su carrera, aunque ya hace más de dos años que no se ven enfrente en una pista. Este Grand Slam puede servir para certificar la recuperación de Nadal o para atemperar la euforia que se desató tras su buen papel en los Juegos con ese oro en dobles y esos partidos tan llenos de intensidad como el jugado ante Del Potro. Una lesión en la muñeca es difícil de recuperar -Djokovic padece molestias similares- y no se puede exigir demasiado al mallorquín.
Elecciones federativas. Estamos en año olímpico y es tiempo de elecciones a la presidencia de las diferentes disciplinas. Hasta ahora, en las principales ha habido pocos cambios. Miquel Bestard permanece en la de fútbol, en la que tiene muy poca contestación, pero en otra de las que cuenta con mayor número de fichas, el baloncesto, son hasta cuatro los aspirantes al ´trono´ que ocupa desde hace 24 años Jaume Estarellas. Esta semana pasada se ha presentado el último de los que aspiran a la poltrona, Rafael Crespí, presidente del Bàsquet sa Pobla, y que reclama un cambio para unas estructuras que él denuncia como anquilosadas. Tanto Crespíl como Talens o García, que aspiran también a la presidencia, lo tendrán muy difícil mientras la elección dependa de los asambleístas, mayormente clubes que, de una u otra manera, han de responder a los favores recibidos por el poder vigente. La nula cuantificación en sufragios de otros estamentos como son los jugadores o los árbitros, decantan casi siempre el resultado de las urnas a favor de quien es presidente y aspira a repetir. Y no pasa solo en el baloncesto balear. Lo dicho puede trasladarse a otras disciplinas deportivas.
