Juan Domínguez, Raíllo y Ansotegi son los primeros nombres de un nuevo proyecto al que todavía le quedan muchas piezas para que sea completo. La traumática experiencia de las tres campañas anteriores invita a la prudencia, pero lo que es seguro es que los esperpentos anteriores no pueden volver a repetirse. El hecho de que Serra Ferrer y Nadal fallaran clamorosamente en la confección de las plantillas en sus respectivas etapas al frente de la dirección deportiva no es culpa de Javi Recio ni de Maheta Molango, pero mejor que no se equivoquen. El mallorquinismo, después del enésimo susto y decepción, se merece una temporada en la que la ilusión, aunque se haga bien en no pronunciar la palabra ´ascenso´ a todas horas, sea protagonista. El nuevo director deportivo y, sobre todo, el consejero delegado, se juegan su credibilidad a la hora de conformar un grupo de garantías, al igual que Fernando Vázquez en el banquillo. Hay dinero, aunque no sea el del Levante o Getafe, y tiempo de sobra, por lo que las excusas para no acertar en las contrataciones disminuyen. Ahora es su turno.
