­Decisiones equivocadas, derrotas inesperadas, fichajes fracasados y alguna que otra chapuza son algunos de los elementos que conforman el Decálogo de una de las campañas más calamitosas de la historia reciente del Real Mallorca.

01El origen: un director deportivo sin cualificación para el cargo y un propietario intervencionista

El fracaso de la temporada hunde sus raíces en el pasado verano, cuando el peso de la planificación deportiva recayó en un director deportivo sin ninguna cualificación para el cargo y un propietario intervencionista. Miquel Àngel Nadal, que por primera vez tenía la oportunidad de diseñar una plantilla desde cero, demostró una incapacidad manifiesta en lo esencial: conocimiento de la categoría, criterio para valorar las necesidades de la plantilla y personalidad para combatir a un Utz Claassen caprichoso e inflexible.

Entre los dos perpetraron una plantilla descompensada, escasa de talento y sobrada de futbolistas que llegaron fuera de forma como Bianchi, Coro o Acuña. El desastre ya estaba servido.

02El despropósito de los tres extracomunitarios que vinieron como figuras

La improvisación que marcó el diseño de la plantilla alcanzó su máxima expresión cuando Nadal y Claassen ficharon a tres extracomunitarios. La normativa de Segunda División solo permite inscribir a dos en el primer equipo, así que hubo que hacer encaje de bolillos para salir del paso. Lima se fue al filial, Hugo Gómes siguió sus pasos en el mercado de invierno después de no jugar un solo minuto en el Mallorca y Carioca se fue a Brasil en octubre y acabó despedido por "intolerable transgresión de la buena fe contractual".

Los tres brasileños vinieron como figuras y no aportarton nada. Lo mismo que varios futbolistas que llegaron para entrenar a prueba en verano. Solo se quedó Tobias, que no volvió a jugar después de un desafortunado debut en la primera jornada.

03´I tu, puges?´ El ascenso como obsesión en la temporada del Centenario

Qué mejor manera de celebrar los cien años de existencia del Real Mallorca que subiendo a Primera División. El problema es que, más que un deseo, el ascenso se convirtió en una obsesión para Claassen. La campaña de abonados tuvo como protagonista a Ferrer -"el entrenador del ascenso"- y el lema ´I tu, puges?´. El Chapi tuvo quince jornadas para arrepentirse hasta que fue destituido.

Todos los futbolistas llegaron en verano con la exigencia de pelear por el ascenso y dispuestos a comerse el mundo, pero la presión acabó siendo demasiado grande y no tardaron en defraudar todas las expectativas.

04La "mejor delantera de Segunda" no marca gol ni al arcoíris

El Mallorca ha sufrido lo indecible para marcar gol, y termina la temporada como el segundo equipo menos realizador de la categoría -solo empeora esta estadística el colista Bilbao Athletic-. La "mejor delantera de Segunda" según Claassen -Bianchi, Coro y Acuña- ha sido una calamidad, aunque los refuerzos invernales firmados por Maheta Molango también encallaron.

Gran parte del fracaso de la temporada se explica por la incapacidad de los futbolistas de ataque del Mallorca ante la portería rival. El bajo rendimiento de algunos y la falta de confianza de otros ha lastrado irremediablemente al grupo bermellón.

Eso en un curso en el que al menos se ha conseguido detener la hemorragia de goles encajados, algo que hundió al equipo en campañas anteriores.

05Ferrer, Gálvez y Vázquez: tres entrenadores para un Mallorca sin identidad

Tres entrenadores y tres sistemas para un Mallorca que nunca ha tenido una personalidad definida. Albert Ferrer y Fernando Vázquez acabaron traicionando sus principios asustados por los malos resultados y una clasificación que desde el principio ubicó al grupo rojillo en descenso o muy cerca de él.

Solo Gálvez aguantó su dibujo hasta el final, pero acabó sepultado por los resultados seis jornadas después de que Claassen y Nadal le nombraran entrenador interino. El mallorquín cedió su puesto con la amargura de no haber tenido más oportunidades.

06Mucho nombre y poco rendimiento en el mercado de invierno

El mercado de invierno fue el primer gran desafío de Maheta Molango al frente del Real Mallorca, y también su primer fracaso. Ya con Miquel Àngel Nadal relegado a un papel muy secundario dentro de la dirección deportiva, el consejero delegado fichó nombres que costaron caro, prometieron mucho y rindieron poco. En total llegaron seis refuerzos para el ataque, pero solo Ortuño elevó el listón de la plantilla. Ha tenido una parte importante de culpa Vázquez, incapaz de sacar el jugo a futbolistas a los que se les presume más talento que el que han demostrado.

Molango también encalló cuando intentó el fichaje de un centrocampista organizador. Era una prioridad, pero todos los candidatos con los que contactó le dieron calabazas. El Mallorca ha echado mucho de menos a un ´cerebro´ durante toda la temporada.

07Unos futbolistas con el físico muy justo y escasa cultura del esfuerzo

El Mallorca ha pagado muy caro la mala preparación física del inicio de la temporada, cuando a las órdenes de Albert Ferrer los futbolistas protagonizaron entrenamientos poco exigentes. Prácticamente todos los rivales han superado al conjunto bermellón en el aspecto físico y en la intensidad, lo que ha supuesto un lastre muchas veces imposible de superar.

Vázquez trató de elevar la exigencia en sus primeros entrenamientos, pero en seguida se dio cuenta de que los jugadores no aguantaban en los partidos y tuvo que bajar el listón.

Al margen de la condición física, los bermellones nunca han destacado por su implicación durante los encuentros. Fueron muy significativas las palabras del preparador gallego después de ganar al Elche, cuando dijo que por primera vez "los futbolistas habían dado su cien por cien". Una sentencia que les dejó en muy mal lugar.

08Un grupo anímicamente muy frágil e incapacitado para alejarse de la zona caliente

El Real Mallorca ha vivido toda la temporada en la parte baja de la clasificación, sumando la tercera campaña desde que bajó a Segunda División sin pisar ni una sola jornada plazas de ´play-off´. La máxima distancia conquistada sobre el descenso fue de cinco puntos después de la victoria conquistada sobre el Leganés en la jornada 32, pero los bermellones dilapidaron esa renta en pocas semanas.

Convivir tanto tiempo con la amenza de la Segunda B ha hecho mella en un grupo de mente frágil y nula capacidad de reacción. El equipo nunca se ha demostrado fiable y desde el principio quedó claro que estos futbolistas, que llegaron a la isla programados para pelear por el ascenso, iban a tener muchos problemas para escalar posiciones y alejarse de la zona caliente.

El único atisbo de reacción se produjo con la llegada de Vázquez, cuando se estrenó en el cargo con dos triunfos consecutivos. Fue un espejismo.

09Un Mallorca sin líderes ni carisma dentro y fuera del terreno de juego

Por muy mal que hubieran ido las cosas en el pasado, en el vestuario siempre había habido líderes que levantaran la voz en el terreno de juego y fueran capaces de transmitir un mensaje creíble delante de un micrófono. No ha sido así en una temporada en la que el más veterano en el club, Pereira, no tiene ningún peso específico, y el resto de capitanes cuenta con una antigüedad máxima de dos temporadas.

La rueda de prensa conjunta que ofrecieron para llamar a la unidad antes del último y decisivo partido de Liga fue deprimente. Hablaron Yuste y Aveldaño empleando un tono más propio de un funeral.

10Miedo escénico en los partidos a domicilio y un comportamiento irregular en casa

El Real Mallorca 2015/16 debe buena parte de su fracaso al triste papel que ha protagonizado a domicilio, donde solo ha conquistado tres victorias, con la de ayer. Los bermellones se han desinflado invariablemente cada vez que se trataba de jugar en campo enemigo, finalizando el curso como uno de los peores visitantes de la categoría de Plata.

Por otro lado, Son Moix ha estado muy lejos de ser un fortín. Son muchos los equipos que han logrado llevarse un botín del estadio bermellón, que ardió con las derrotas ante el Bilbao Athletic y el Huesca. Los pañuelos y los pitos han sido parte del paisaje de un curso para olvidar.