La salvación del Mallorca no solo ha sido una fiesta para sus aficionados, futbolistas y directiva. Otros dos equipos estaban muy pendientes de lo que ocurriera, dos conjuntos de la Tercera División balear que habían hecho sus deberes esta temporada y que de fallar los jugadores de Fernando Vázquez habrían despedido la Liga con el amargo sabor de ver cómo su esfuerzo fue vano. No ha sido así y pueden celebrar también la fiesta de la salvación mallorquinista. En el mismo club rojillo se respiró con satisfacción tras cerrar la permanencia, ya que el filial, campeón de Tercera, certificó el ascenso a Segunda B conseguido hace una semana tras derrotar al Zaragoza B. Y por otro lado, el debutante Santa Catalina Atlético firmó su presencia en Tercera: el equipo que dirigió Carlos Martínez se había clasificado decimoséptimo, pero al bajar el Llosetense le hacía descender; al subir el Mallorca B recuperó esa plaza ganada en el campo. De haber bajado el Mallorca a Segunda B, su filial habría tenido que volver otra vez a Tercera y penalizaba al Santa Catalina con la Preferente.