Los aficionados al fútbol solo pueden disfrutar una vez en su vida del centenario del club de sus amores. Para bien o para mal, el resultado de esa campaña permanece en el recuerdo. En el caso del Real Mallorca se ha evitado una humillación eterna al salvarse del descenso a Segunda División Bsalvarse del descenso aSegunda División B 35 años después de abandonarla (1980-81). Por plantilla, presupuesto y objetivos, la temporada del centenario es un fracaso, pero con la permanencia se ha evitado una humillación eterna.

Desde el inicio, la temporada de los cien años se percibió con cierto escepticismo en la afición. El fichaje de Albert ‘Chapi’ Ferrer el 20 de junio no despertó precisamente ilusión debido a su escasa experiencia. El técnico fue el protagonista de la campaña de socios “I tu, pujes?”, con lo que las expectativas se pusieron por las nubes. Sin embargo, la política de fichajes no estuvo a la altura con fichajes surrealistas como el Luis Carioca (despedido el 14 de enero por una "intolerable transgresión de la buena fe contractual"), Hugo Gomes y Lima (que acabaron jugando en el filial por extracomunitarios).

El estreno liguero no pudo ser peor, con un 2-0 en el campo del Alcorcón que recordó a los peores partidos del pasado. Tras la disputa de ese duelo, el ‘Chapi’ Ferrer estuvo discutido por el entonces propietario Utz Claassen por su planteamiento táctico y poca ambición en el campo para buscar la victoria. Los triunfos ante Ponferradina, Llagostera, Almería y un empate con supuesto buen juego en Oviedo solo alargaron lo que era inevitable, el despido del preparador catalán. Su lugar lo ocupó un hombre de la casa, Pepe Gálvez, quien se estrenó con victoria y generó ilusión con un estilo muy ofensivo.

Ya en enero de 2016 tuvo lugar la llegada del estadounidense Robert Sarver (dueño de los Phoenix Suns de la NBA) como propietario tras una ampliación de capital de veinte millones de euros. Su hombre de confianza es Maheta Molango, quien llega como consejero delegado. Era el inicio de una nueva era, pero con los mismos problemas. El 17 de enero, una derrota en casa frente al Valladolid provoca la destitución de Pepe Gálvez con un balance de una victoria, dos empates y tres derrotas.

Fernando Vázquez se convierte en el tercer entrenador del club en esta temporada 'maldita'. Con el gallego, también llegan los fichajes de invierno como intento de enmendar la mala planificación del verano. Es en esta faceta donde el grupo de Sarver muestra toda su solvencia y realiza contrataciones a base de talonario. Pol Roigé, Adrián Colunga, Lago Junior, Salomao, Ortuño y Óscar Díaz se incorporan para marcar goles y paliar el gran problema del equipo. Durante estas semanas, los fichajes y dos victorias seguidas ante Alcorcón y Ponferradina crean una atmósfera de optimismo que se trunca con la inesperada derrota en casa frente al Bilbao Athletic. Ese tropiezo provoca la depresión del equipo, que va en caída libre.

En ese clima, entre el 29 de febrero y el 5 de marzo, se celebran los actos del Centenario, con la gala en el Teatre Principal y el partido frente al Oviedo, un duelo al que asisten Robert Sarver, Andy Kohlberg y Steve Nash. La victoria frente a los asturianos en una fecha tan señalada es el único recuerdo positivo de la temporada para la afición bermellona, ya que no hubo más alegrías desde ese momento hasta el final de Liga.

Desde el 5 de marzo al último partido del campeonato en Valladolid, el Mallorca solo ha sido capaz de ganar cuatro partidos. En esa odisea, el equipo ha ofrecido partidos de una calidad paupérrima en Almería, Albacete, Lugo y Girona. En dos de esos encuentros, el director deportivo, Miquel Àngel Nadal, se ausentó por ir a ver un partido de su sobrino y para acudir al homenaje de su excompañero Hristo Stoichkov. Con la alarma instalada en el club, la derrota en casa frente al Córdoba volvió a situar a los de Vázquez en posiciones de descenso a falta de una jornada. La salvación ya no dependía de ellos y hubo que esperar ayudas de otros partidos. Una agonía que ni propiedad, entrenadores y jugadores esperaban y que condenaron a la afición a pasar por ello.