La penúltima jornada no pudo ser más nefasta para el Mallorca, con una combinación de resultados que deja al equipo de Vázquez a los pies de los caballos. Los rojillos no hicieron los deberes y no sacaron ni un empate ante un Córdoba con mucho oficio; el Almería ganó su partido ante el Mirandés y la Ponferradina sacó un punto en Tenerife. Dependen de una carambola. Un empate podría bastar en Valladolid, pero habrá que ir a ganar y esperar que uno de los dos rivales por la permanencia falle. No queda otra. Y teniendo en cuenta el pobre bagaje del equipo en las salidas -solo once puntos-, muy relajado deberá salir el conjunto pucelano para que el Mallorca sume una victoria imprescindible, que sería la tercera de la temporada a domicilio. No hay motivos para ser ni medianamente optimistas. Llegar a la última jornada sin depender de ti mismo suele ser un dato letal. Hace falta un milagro. Hay que estar preparados para lo peor.
Mallorca B, objetivo cumplido. El filial mallorquinista ha hecho su trabajo. Un ascenso conseguido en el césped y que todavía está pendiente de que se ratifique hasta que el hermano mayor rubrique la permanencia en Segunda A. El equipo de Javier Olaizola, quien ayer empezó una semana de vacaciones, según el club, ha realizado una temporada ejemplar. Ahora habrá que ver si alguno de sus jugadores está capacitado para dar el salto al primer equipo.
Siempre Cristiano Ronaldo. El Real Madrid se proclamó de forma justa campeón de Europa. Nada que decir. Estuvo más acertado que el Atlético en la tanda de penaltis. La nota triste la protagonizó una vez más Cristiano Ronaldo, que se hizo publicidad gratuita al término del partido para su candidatura al Balón de Oro. Y hablaba, cómo no, del gol que dio el título a su equipo. Marcado por él, por supuesto. Alguien le tendría que recordar al portugués que vale lo mismo el primer lanzamiento que el último. Incomprensiblemente, él se llevó todos los honores. Pese a su mediocre rendimiento en la final.
Nadal, lesión en el peor momento. Las lesiones siempre son inoportunas. Pero la que ha dejado KO al campeón de Manacor no lo ha podido ser más porque ha coincidido con su torneo fetiche, en el que aspiraba, con motivos más que sobrados por su buen momento, a levantar por décima vez la Copa de los Mosqueteros. El hecho de que necesite varias semanas de reposo absoluto para que se muñeca izquierda quede totalmente curada hace pensar que se verá obligado a renunciar al torneo de Wimbledon, que comienza el próximo 27 de junio, y que obliga a giros bruscos sobre la pista nada convenientes a su zona dañada. Nadal debe tomárselo con calma para llegar en forma a la cita que tiene marcada en rojo en el calendario: los Juegos de Río, en donde será el abanderado español. Hace tiempo que Nadal ve el vaso medio lleno. Lo que no puede ser, no puede ser. Y su renuncia a seguir en Roland Garros ha sido una sabia decisión.
Otra vez el Palma Futsal. El equipo mallorquín de fútbol sala se resiste a alejarse de los focos. Como en febrero ante el Barcelona, ante el que se jugaba el pase a la final de la Copa del Rey, el próximo jueves el grupo de Juanito luchará ante el Movistar Inter, en un Palau de Son Moix que se prevé abarrotado, por clasificarse para la final de la Liga. Se acaban las palabras ante las continuas gestas de un equipo, de un club, que se merece mucha más atención de la que recibe. Pase lo que pase el jueves, la temporada del Palma Futsal es para enmarcar. Se han puesto el listón muy alto.
