Fernando Vázquez tiene muchos problemas, pero uno en el que se está mostrando desesperado por solucionar es el de las bandas. Y sin ninguna suerte. Porque juegue quien juegue, el Mallorca se está mostrando intrascendente a la hora de crear peligro por los dos flancos del ataque. El sábado en Girona los elegidos fueron Lago Junior y Salomao, que volvieron a cuajar una nefasta actuación, tal y como sucedió en la anterior jornada ante el Tenerife, con la diferencia de que, al menos, frente a los canarios el duelo terminó en victoria.

Es difícil encontrar un equipo en la Liga Adelante con una nómina tan amplia de extremos, aunque quizá también es complicado que todos rindan tan poco. Porque los rojillos, que se están mostrando muy inocentes y previsibles a la hora de crear peligro, son un regalo para el rival. Tanto el portugués como el africano están a un nivel muy bajo, pero Vázquez ya lo intentó con Arana y Pereira durante varias semanas consecutivas y tampoco dio con la tecla.

Cada uno tiene características diferentes, pero ni desbordan al adversario, ni surten de balones a Ortuño ni abren el campo para ofrecer más posibilidades de ataque. Hay voces que valoran que en defensa ayudan a los laterales, pero el primer objetivo de un extremo debe ser atacar y volver a atacar. Pol Roigé, prácticamente inédito desde hace dos meses, y Brandon, que ha perdido la influencia en el juego de la primera vuelta, tampoco han sido la tecla que el preparador necesita.

Cuando todavía no estaba el técnico de Castrofeito en el banquillo de Son Moix, también jugó James, que regresó al filial, y Moutinho, que ante el aluvión de fichajes en su posición en el mercado invernal, pidió marcharse cedido al Tenerife después de un rendimiento irregular. Sus sucesores no le han mejorado. Ni mucho menos.