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Análisis

Un alivio entre la tortura

Este final de temporada es un descomunal castigo para el mallorquinismo, que está siendo torturado por un equipo que ya debería haber hecho los deberes. Los rojillos fueron mejores que el Tenerife y demostraron que querían ganar desde el primer minuto, algo ya diferente de otros encuentros, sin ir más lejos, el de Albacete o Lugo. Lo mejor que pueden hacer es alcanzar los puntos necesarios para certificar la salvación y después ponerse a pensar por qué se ha llegado a esta dramática situación. Por supuesto que también lo deben hacer el presidente Claassen -¿alguien sabe dónde está?, el director deportivo Miquel Àngel Nadal y, por supuesto, el consejero delegado Maheta Molango y el técnico Fernando Vázquez. Por cierto, el desgaste que está teniendo ante la opinión pública el gallego, sobre todo de cara a la próxima temporada, está siendo elevado, por mucho contrato firmado que tenga hasta junio de 2017. Pero eso ya es otra historia. Lo primero es salvar los muebles. Y rápido.

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