“Experiencia en ascensos”. Fue uno de los requisitos que Utz Claassen pidió a todos los fichajes que incorporó al proyecto del Centenario el pasado verano. El alemán, entonces máximo accionista del Real Mallorca, consideraba que futbolistas que en algún momento de sus carreras habían subido de categoría tendrían un plus para afrontar un curso que debía culminar con el regreso a Primera División. En efecto la mayoría de incorporaciones cumplieron con esa condición, pero al mismo tiempo habían protagonizado descensos y permanencias agónicas.
Las actuales urgencias clasificatorias y la posibilidad cada vez más real de un dramático descenso a Segunda B no debería descolocar a un buen número de bermellones que, en mayor o menor medida, tienen experiencia moviéndose en el sótano de la clasificación. Empezando por Fernando Vázquez, que contabiliza seis descensos de Primera a Segunda División a lo largo de una carrera de más de veinte años en los banquillos. Por contra, cuenta con tres ascensos a la máxima categoría.
Héctor Yuste y Sissoko formaron pareja en el mediocentro titular del Hércules que descendió a Segunda B en la campaña 2013/14. El murciano contabiliza además otros dos descensos con el Salamanca (2010/11) y el Racing de Santander (2012/13) a la categoría de Bronce.
Un año antes también había descendido con el conjunto cántabro Manuel Arana, en este caso de Primera a Segunda División. El andaluz vivió dos temporadas antes una permanencia agónica también en las filas del grupo santanderino.
De apuros también sabe mucho Adrián Colunga, que contabiliza dos descensos con el Recreativo de Huelva (08/09) y el Sporting (11/12) y una permanencia agónica con el Granada en Primera en la 2014/15.
El Elche de Coro conquistó la permanencia en la elite en el curso 2013/14 en un final muy apurado. También hubo sufrimiento para salvarse la campaña siguiente, pero el conjunto ilicitano sufrió un descenso administrativo por una deuda con Hacienda. Truyols también vivió una situación similar con el Murcia en la 2013/2014, aunque su equipo se había metido en la promoción de ascenso.
Un jovencísimo Jesús Cabrero sufrió el trauma de un descenso con el Mallorca B a Tercera en la campaña 2004/05, cuando solo contaba con 23 años. El también guardameta Tomeu Nadal no ha bajado nunca de categoría, pero sufrió con la agónica permanencia de aquel Mallorca 2010/11 que entrenaba el danés Michael Laudrup.
Los canteranos Damià Sabater y Brandon, que este curso han progresado en el primer equipo, bajaron a Tercera con el filial que dirigía Javier Olaizola la pasada temporada. El único futbolista de la actual plantilla que vivió el último descenso es Michael Pereira. El francés lleva en la disciplina bernellona desde aquel fracasado curso 2012/13, con el paréntesis que supuso su cesión al Granada.
Joan Oriol contabiliza dos descensos (Villarreal 2011/12 y Osasuna 2013/14). Óscar Díaz y Alfredo Ortuño nunca han vivido un descenso como profesionales, pero sudaron para mantener la categoría en el Almería y el Girona respectivamente.
De este modo, a muchos de los componentes de la primera plantilla les resulta familiar la actual crisis y la exigencia de buscar una reacción inmediata para salir del hoyo. Algunos de ellos celebraron permanencias improbables; otros fracasaron.