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El Mallorca ha entrado en barrena y Fernando Vázquez está en la diana de casi todas las críticas - El técnico vive sus horas más bajas en el banquillo rojillo

Fernando Vázquez gesticula durante el partido contra el Oviedo en marzo. m. mielniezuk

El Mallorca está en caída libre y Fernando Vázquez se ha situado en la diana de casi todas las críticas. Asumió la dirección del equipo en enero con la misión de conquistar una permanencia sin apuros y recibió un imponente arsenal ofensivo para lograrlo. Sin embargo, el grupo que lidera ha entrado en barrena y con los malos resultados se han multiplicado las críticas hacia un técnico que ha fracasado en su intento por imprimir una identidad más o menos definida a su equipo.

¿A qué juega el Mallorca? Esa pregunta ha planeado sobre el ambiente desde que Vázquez dirigió su primer partido contra el Alcorcón. Durante aquellos primeros encuentros los resultados sirvieron de coartada a un entrenador que regateaba cualquier cuestión referente al pésimo juego que practicaba su equipo. Sin embargo, el profundo bache deportivo por el que atraviesa el Mallorca y la posibilidad cada vez más real de un descenso a Segunda B han dejado sin argumentos al preparador gallego.

Maheta Molango firmó a Vázquez un contrato que le vincula a la entidad balear también la próxima temporada con la idea de que pilote desde el principio un proyecto deportivo que debe presentar una candidatura seria al ascenso a Primera División. Ahora ese horizonte parece más lejano que nunca porque ni siquiera está garantizado que el entrenador vaya a terminar la presente campaña en el banquillo mallorquinista.

Fuentes de las institución bermellona aseguraron ayer a este diario que Vázquez será el entrenador del Mallorca el próximo sábado para recibir al Tenerife. Estas mismas fuentes subrayaron que el gallego continuará en el cargo incluso en caso de derrota ante el conjunto de Pep Lluís Martí.

El preparador bermellón ha dilapidado buena parte de su crédito después de que el grupo rojillo haya sumado únicamente dos de los últimos quince puntos en disputa. Racha que ha conducido a su equipo al borde del precipicio. Literalmente. El Mallorca terminó la jornada con un triple empate a 40 puntos con el Almería y la Ponferradina. Tener ganado el ´golaverage´ particular a andaluces y leoneses libra de momento a los rojillos de caer a posiciones de descenso.

El declive del Mallorca es cada vez más notorio cuando solo faltan cinco jornadas para terminar la competición. La derrota del domingo ante un Albacete casi desahuciado ha hecho saltar todas las alarmas y ha certificado la decadencia de un grupo que ha demostrado reiteradamente su incapacidad para abrir brecha con la zona de peligro. Los rojillos tuvieron un colchón de cinco puntos después de golear al Leganés por 3-0, pero dilapidaron la ventaja en unas pocas semanas.

Vázquez nunca ha llegado a dar con la tecla para armar un once mínimamente competitivo. La fortuna se alió con él en los primeros partidos, solventados gracias a un número inusitado de penaltis a favor y goles del rival en propia puerta. Y cuando su flor se marchitó se pusieron de relieve las carencias de su propuesta.

Sin embargo, Molango no parece dispuesto a afrontar una destitución que le dejaría a él mismo en muy mal lugar. La contratación del gallego y la destitución de Pepe Gálvez fueron las dos primeras decisiones de calado que tomó desde que se convirtiera en el hombre fuerte de Robert Sarver en enero, y despedir al técnico significaría asumir su propio fracaso en la gestión deportiva.

Javier Olaizola, entrenador del filial que acaba de proclamarse campeón de Tercera División, podría ser una solución de emergencia como ya ocurrió hace dos temporadas, cuando se hizo cargo del equipo las últimas tres jornadas para cosechar una permanencia agónica.

Pero de momento Molango no está dispuesto a contratar a un nuevo inquilino para el banquillo, que sería el cuarto esta temporada después de Albert Ferrer, Gálvez y el propio Vázquez.

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