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Análisis

En deuda permanente con la afición

Los siete u ocho mil aficionados que cada dos domingos acuden a Son Moix se merecen un monumento. Como eso no va a ser posible, lo menos que pueden hacer los jugadores por los sufridos hinchas es pagarles la entrada para un partido trascendental, como lo es el del próximo domingo en Albacete. Una derrota complicará mucho las cosas a los rojillos, pero nada será definitivo. Una victoria será dar un paso de gigante para la salvación.

Una de las cosas que desde el primer momento ha tenido claro el consejero delegado es el mimar la relación del club con la afición. Desde su llegada el pasado mes de enero prácticamente cada vez que el equipo ha jugado en Palma ha habido iniciativas para intentar que las gradas de Son Moix, con relativo éxito, presenten un buen aspecto. Es loable su empeño, pero el primero que tiene que responder es el equipo. Se hace muy complicado ir a ver a un grupo de futbolistas que apenas da alegrías y que normalmente te pone de muy mal humor, porque gana poco y porque juega peor. Por eso, por las escasas alegrías que el equipo ha dado se merecen los aficionados que se tenga un detalle con ellos, por pequeño que sea. Y es de esperar que no sea el último porque todo indica que los jugadores precisarán de la ayuda de los aficionados para conseguir el objetivo de la permanencia.

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