Es la cantinela de siempre. Cada vez que acaba el partido del Mallorca, las declaraciones giran en torno a que no fueron inferiores y, sobre todo, al hecho de que compitiendo así llegarán pronto los buenos resultados. Y fuera de la plantilla, se considera que "si la semana que viene ganamos al..." o "si mañana pierde..." no estaremos en descenso. Hace como un lustro que las sensaciones son parecidas. Desde el año del descenso con Caparrós y Manzano hasta ahora, con Vázquez después de tener a ¿nueve? ¿O son ocho? Es igual, el problema viene de lejos, desde que Serra Ferrer no fulminó a quienes bajaron, pasando por los flojitos equipos que formó Nadal y acabando por la actual descompensada plantilla que cerró Molango en enero. La realidad es esa, un Mallorca incapaz de sacar los partidos adelante porque no sabe competir y porque, además, no tiene suerte a veces. Aunque cabría recordar que la suerte se tiene cuando se trabaja. Y lo dijo un tal Luis Aragonés, que de fútbol sabía algo.
Análisis