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La crónica

El Mallorca no sabe ganar ni cuando compite

El equipo de Vázquez no pasa del empate sin goles ante un Alavés conservador que dio por bueno el punto - Los rojillos merecieron más por ocasiones y por intención, pero suman otra jornada sin sumar de tres en tres - Los locales acaban con diez por roja a Oriol en el minuto 93

Punto que sabe a muy poco por lo visto durante el partido. El Mallorca mereció másEl Mallorca mereció más ante un Alavés que demostró el nivel de la categoría. Si el conjunto vitoriano va segundo, en posición de ascenso directo, es que la Segunda es de muy baja calidad. En un combate de boxeo, el Mallorca hubiera sido designado vencedor a los puntos. Porque remató más que su rival -ni un tiro entre los tres palos del Alavés-, por intención y por ganas.

Pero esto es fútbol y en los empates se reparten los puntos, más beneficioso para los visitantes que para los locales, que les condena a seguir sufriendo y estar una semana más bien metido en el meollo.

La primera parte fue soporífera. No pasó nada en las áreas, todo en un poblado centro del campo en el que nadie imponía su ley. A falta de noticias en el terreno de juego, muchos aficionados estaban muy pendientes de lo que sucedía en el Villamarín, donde el Barça se estaba jugando la Liga. Vázquez apostó por Yuste en el centro de la defensa, un síntoma de la inseguridad que asola al equipo y al propio entrenador, que prefiere perder equilibrio en el centro del campo para ganar solidez en la zaga. Y la verdad es que el murciano es más aprovechable en la defensa que en el centro del campo. Comete muy pocos errores. Todo lo hace fácil, por alto es insuperable y da tranquilidad a sus compañeros. Pero todas estas virtudes no bastan para ganar un partido.

Si al Mallorca le cuesta horrores imponerse a sus rivales -recuerden, nueve victorias en 36 patidos-, desde el primer momento se vio que ayer no lo iba a tener precisamente fácil para conseguir la décima. El Alavés demostró ayer por qué ha perdido tan poco lejos de su estadio. Fue un equipo rácano, un ‘equipo Bordalás’, un grupo de jugadores correosos, pegajosos, que no dejan un centímetro de césped al rival. Ahogó al Mallorca en el centro del campo y ató sin contemplaciones a los puntas Ortuño y Óscar Díaz, que dispusieron de pocas opciones ante la dura defensa rival.

Precisamente estos dos jugadores, en el plazo de dos minutos, disfrutaron de las dos mejores oportunidades. En el 52, Óscar Díaz remató a la cruceta una falta magistralmente lanzada. El rechace fue a parar a Sissoko, que fue obstaculizado por Raúl en una acción en la que se reclamó penalti. Pero el árbitro no quiso ver nada en las áreas. La otra gran oportunidad llegó dos minutos después en un cabezazo de Ortuño que fue respondido por Pacheco con la parada de la tarde. El balón se colaba por el ángulo derecho de su portería, pero puso una mano salvadora evitando el gol.

El Mallorca era el único que buscaba la portería rival. Ni una parada se recuerda de Timon, que tuvo una tarde muy plácida. Salvo un despeje a córner a disparo de Juli tras el único error de Yuste, apenas tuvo trabajo.

Vázquez decidió cambiar las bandas. Salomao y Lago entraron por los desafortunados Arana y Pereira. El francés sigue teniendo bula por parte de todos los inquilinos del banquillo mallorquinista. Ya le pueden fichar a diez hombres de banda que Pereira siempre aparece en la foto del once titular. Un misterio que algún día se tendrá que desvelar. Su aportación ayer, como tantas otras veces, fue nula. Nunca acaba lo que empieza. Claramente, es un jugador que está de vuelta. Salomao hizo más en la media hora que estuvo en el campo que el futbolista galo. Menos aforunado estuvo Lago, una sombra de lo que mostró en sus primeros partidos.

El encuentro se consumía, con el Alavés defendiendo un punto que daba por bueno y el Mallorca atacando y buscando el gol que no llegaría. El árbitro tenía guardada la última carta: una tarjeta roja a Oriol por una entrada a un contrario que como mucho era amarilla. Arias López, ese es su nombre, puso la rúbrica a una actuación deplorable de la peor manera. El partido le vino grande y no estuvo a la altura de lo mucho que se jugaban los dos equipos.

Como mal menor el Mallorca suma un punto, que deja un pésimo sabor de boca porque ha llegado la hora de sumar de tres en tres. Y el equipo hace tiempo que no lo consigue. Toca sufrir.

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