No queda otra que agarrarse a que de los 39 raquíticos puntos que figuran en el casillero del Mallorca, 28 se han conseguido en Son Moix. Porque de poco más puede presumir el equipo de Vázquez esta temporada. Se comporta más a o menos ante los equipos de la zona alta de la clasificación, y es lo que le ha permitido mantenerse a flote a siete jornadas del final.
El duelo ante el segundo clasificado y serio aspirante al ascenso llega en un mal momento para el Mallorca -aunque se hace difícil encontrar uno bueno-, todavía escocido por la derrota en el último segundo en Lugo, con muchas dudas en el juego y con la lógica ansiedad por verse a un solo punto de la zona de descenso.
Al Mallorca le espera un partido duro. No solo porque el Alavés ha demostrado ser uno de los mejores equipos de la categoría, sino porque, como grupo entrenado por Bordalás, afronta los duelos sin contemplaciones, al límite del reglamento, lo que le ha costado más de una expulsión. Avisados están.
