Diario de Mallorca

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Minuto 91

El Mallorca coquetea con el peligro

Nadal sigue siendo un grande en la tierra batida.

Decía el técnico Fernando Vázquez en las horas previas al partido de ayer en Lugo que el Mallorca afrontaba el partido del Anxo Carro como "una final que hay que ganar", consciente de que el equipo de Son Moix no tiene garantizada ni mucho menos la permanencia en Segunda División. Se ve que la consigna no debió ir más allá de los confines de la sala de prensa y que no llegó al vestuario de los jugadores. Si era una final, los once que saltaron al campo no se la tomaron como tal y salieron de paseo o casi, visto el ritmo con el que iniciaron el partido, sin ninguna intensidad, perdiendo prácticamente todos los balones divididos y no dándose por enterados de la peligrosa situación a la que estaban abocados, si sumaban otra derrota, hasta pasada buena parte de la segunda mitad.

Cambios incomprensibles

Vázquez volvió a sorprender con el primer cambio, con el 1-0 en contra, sacando del equipo a Ortuño, el hombre con más gol de este equipo, para reemplazarlo por otro delantero, Óscar Díaz, cuando tal vez lo más lógico era mantenerlo sobre el campo. Aún así la jugada estuvo a punto de salirle bien tras el tanto del empate de Damià, pero de nuevo la falta de concentración del equipo le pasó factura a los de Son Moix, que vieron cómo el Lugo se adelantaba en el marcador ya en tiempo de descuento, después de una jugada en la que los jugadores del Mallorca solo veían cómo los gallegos hacían circular la pelota hasta encontrar una posición óptima de tiro para batir al alemán Wellenreuther.

Asomados al abismo

La situación del Mallorca se torna grave visto el calendario que le espera, con el Alavés como primer rival el domingo en Son Moix, un equipo que se está jugando el ascenso, que de hecho está en posición de ser de Primera, y que tiene otros hitos como el Tenerife de Martí, que lleva 10 partidos sin perder, o el Córdoba. Tras los triunfos de este fin de semana del Almería y del Huesca en Oviedo, el cómodo colchón de puntos que tenía el Mallorca sobre las posiciones que envían al infierno de Segunda B ha quedado reducido a un solo punto. El nuevo límite lo pone la Ponferradina, que cuenta con 38, solo uno menos que los mallorquinistas. Si las cosas no se enderezan, se anticipa un final de temporada con un partido ante el Valladolid tan dramático como el que sirvió en su día para evitar el descenso a Segunda con un gol de Luque.

Nadal sigue reinando en la tierra

Se trataba de un ATP 500 y el mejor tenista después de Nadal era Nishikori, número 6 del mundo, pero nada de ello minimiza el triunfo del mallorquín que ha logrado igualar la marca de torneos en tierra que tenía el argentino Guillermo Vilas, 49. Además, el mallorquín demostró en momentos del torneo que es uno de los mejores, sino el mejor, en esta superficie y que alcanzar el décimo Roland Garros no es una quimera, con permiso del casi siempre intratable Novak Djokovic.

Lorenzo, con el enemigo en casa

El fin de semana nos deja también la evidencia del calvario que está sufriendo Jorge Lorenzo en Yamaha, que le ha llevado a no callarse su fichaje por Ducati el año que viene. El mallorquín acabó segundo en el circuito de Jerez, uno de sus favoritos, solo por detrás de su todavía compañero de equipo Valentino Rossi. Es tal la tensión larvada que hay en la relación entre el italiano y Lorenzo, que se habla de espionaje en los datos de pilotaje. No extraña pues que los dos ni siquiera cruzaran una mirada de complicidad, ni ninguna felicitación en el podio. Está claro que la marca japonesa quiere que el que gane el Mundial sea Rossi y que no se volcarán con el mallorquín, excepto si no les queda más remedio.

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