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Opinión

Mejoría o simple casualidad

El partido del domingo en Son Moix ante el Osasuna se presume de los llamados difíciles y llega siete días después de uno de los mejores encuentros del equipo de Vázquez, al menos en la fase que va hasta que el árbitro expulsó de forma rigurosa al argentino Aveldaño. En Zaragoza, el Mallorca dejó intuir que también sabe jugar al fútbol, apretar al rival y crear ocasiones, e incluso quedando en inferioridad numérica tuvo posibilidades de no volver de vacío. Y ello tras haber encadenado cuatro jornadas sin perder.

Reyes del cero a cero. Los navarros llegan a Palma apurando sus opciones de entrar en el play off de ascenso, pero llevan tres jornadas consecutivas sin marcar un gol, aunque tampoco lo han recibido, lo que habla a las claras del tipo de fútbol aguerrido que defiende su técnico Enrique Martín. Para el Mallorca, contar con Aveldaño tras haberse anulado la amarilla supone un alivio a la hora de componer la defensa, pero romper el cerrojo visitante es lo primero y va a ser una tarea titánica, visto lo visto. Al Mallorca no le vale otra cosa que la victoria en este tramo final de Liga en el que todos los equipos de la zona de abajo están apretando de lo lindo, y como prueba de ello es que el Llagostera sería el líder de la Liga Adelante si se computaran solo las últimas cinco jornadas.

Un estadio más lleno. El factor ambiental será más importante que nunca, de ahí el llamamiento de Vázquez a la afición. El graderío puede llevar en volandas al equipo, pero ha de ser el once que está en el campo el que primero ha de hacerlo vibrar. Deberá demostrar que la mejoría que se intuyó en Zaragoza no fue una casualidad y que se puede confiar en ellos para el futuro.

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