El Mallorca afronta un final de temporada de lo más complicado. Con solo 34 puntos en el bolsillo, en los doce partidos que restan, 36 puntos, el equipo de Vázquez necesita entre catorce y quince para asegurar la permanencia. El calendario que le espera al conjunto rojillo no es precisamente fácil, pero lo que lo convierte todo en muy peligroso es la sensación que dan los jugadores de que les puede la presión. Como se comprobó ante el Mirandés el pasado domingo, no saben amarrar el resultado. Erraron un par de ocasiones claras y, el error que no falta a su cita cada jornada, condenó al equipo, ante los burgaleses con un pírrico punto que bien pudieron ser tres.
Todos los partidos que restan hasta el final de la temporada son cruciales, pero si hay uno que lo es sobre el resto es el del próximo domingo en Almería, el equipo que marca las plazas de descenso. Por una vez, un empate en los Juegos del Mediterráneo no sería un mal resultado porque se mantendría la ventaja de tres puntos sobre los andaluces más el golaverage. Una derrota dejaría el equipo en descenso. Y con la visita del líder Leganés a continuación.
