Diario de Mallorca

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Un descenso cada vez más temido

Un equipo a la deriva

Lejos de mejorar, el Mallorca de Vázquez deja cada vez más dudas al tiempo que sus rivales por la permanencia reaccionan

Truyols despeja el balón ante De los Reyes en el partido Llagostera-Mallorca disputado el pasado domingo en Palamós. Diari de Girona

La derrota en Palamós, ante el Llagostera, no fue una más de las doce que ha encajado el Mallorca esta temporada. Duele más que ninguna otra por tratarse de un tropiezo ante el segundo peor equipo de la categoría, modesto como ningún otro. Más que nunca, el domingo David se comió a Goliat. Pero sobre todo duele por la forma en que se produjo. Las sensaciones que transmitieron los hombres de Fernando Vázquez son más que preocupantes. El equipo está perdido. Tras el primer gol del conjunto catalán, a la media hora, los rojillos se movían como sonámbulos, como no dando crédito al ir por debajo en el marcador cuando, más o menos, tenían el partido controlado.

La llegada del técnico gallego ha supuesto un paso atrás en cuanto al fútbol que despliega el equipo. Y no era fácil jugar peor de lo que se hizo con Chapi Ferrer. El juego mejoró de forma ostensible con Pepe Gálvez en el banquillo, aunque los resultados no llegaron. Y con Vázquez se han ganado partidos a trancas y barrancas en medio de sonoras derrotas, como las protagonizadas ante el filial del Athletic (2-3) y la del domingo en Palamós (3-0).

El rostro de Vázquez al término del partido, en la sala de prensa, fue el mejor resumen del estado de ánimo de un equipo que va a la deriva. Era el rostro de la decepción, de la incredulidad por lo que había visto, el de preguntarse "dónde me he metido", y el de la duda. Una duda cada vez más evidente de si serán capaces de evitar un descenso a Segunda B más factible a cada jornada que pasa. "Yo creo que si hacemos las cosas bien nos salvaremos", comentó, por decir algo, un Vázquez que, pese a su veteranía en los banquillos, parecía no saber qué respuestas dar a la prensa mallorquina desplazada a Palamós ante el espectáculo que sus jugadores acababan de ofrecer.

Defensa en entredicho

Vázquez no da con la tecla y el equipo parece que se le va de las manos. Hasta su llegada, el comportamiento de la defensa era la única nota positiva de una temporada que ya estaba resultando aciaga. Pero la zaga ha vuelto a las andadas y encaja goles con más facilidad de la deseada. Si a esto se le une que le cuesta horrores marcar se explica que el equipo solo sume siete victorias en 28 partidos. El centro del campo anda perdido. Vázquez ha vuelto a dar protagonismo a Damià, en detrimento de Sissoko, pero el mallorquín da una de cal y otra de arena. Y junto a Yuste, indiscutible para todos los entrenadores pero discutido para los aficionados, forma un doble pivote que no se erige en dominador de los partidos.

Vázquez busca una solución a los muchos problemas que tiene sobre la mesa. Y para ello mueve el equipo cada semana. Timon volvió a la portería tras cumplir tres partidos de sanción. Pero su regreso fue de lo más desafortunado porque el alemán erró en dos de los tres goles del Llagostera. "Errores de concentración", dijo Vázquez, que relacionó con falta de actitud. El gol de Pitu a la media hora de la segunda parte fue un buen ejemplo del desconcierto que reina en la plantilla. La acción fue esperpéntica, colocando Timon, pegado al palo derecho de su portería, una barrera que solo estaba en su imaginación. Sin nadie delante, el jugador del conjunto catalán aprovechó el regalo del rival para batir al germano.

La novedad el domingo fue la suplencia de Company, cuando había cumplido más que decentemente, en beneficio de Campabadal. Brandon ha pasado de titular indiscutible a suplente por su bajo estado de forma. Acuña juega porque el técnico desconfía de un Ortuño al que no se le está dando la oportunidad de demostrar su acreditada condición de goleador, como hizo en el Zaragoza. Formó pareja atacante con Colunga que, al igual que el paraguayo, hace más de dos años que no marca un gol. Salomao es intermitente y la presencia de Pol Roigé empieza a ser meramente testimonial. Ahora mismo no hay un jugador que rinda a su nivel, y por ahí hay que encontrar una de las muchas razones del hundimiento del equipo.

Desafortunado

Si en el terreno de juego las cosas no funcionan, a nivel institucional no van mucho mejor. Ayudan poco las declaraciones triunfalistas, o más bien surrealistas, del consejero delegado Maheta Molango tras la debacle ante la Llagostera. Decir que el equipo no mereció perder, restando méritos a un rival que te gana 3-0, y destacando la actitud de sus jugadores, hace un daño terrible a una plantilla que lo que menos necesita ahora es que la confundan. Mientras Molango decía esto, su entrenador criticaba la "falta de concentración" de sus jugadores en los goles encajados, una contradicción que explica el marasmo en que se halla sumida la entidad.

Y mientras el Mallorca va de mal en peor, sus rivales directos por la permanencia, cada vez menos, están reaccionando a marchas aceleradas. El Almería, aunque lentamente, está saliendo de la quema. Su victoria ante el Girona y la abultada derrota rojilla en Palamós le ha permitido abandonar, por diferencia de goles, las plazas de descenso. No digamos ya el Huesca, que puede dejar al Mallorca a seis puntos si mañana gana el partido que se tuvo que aplazar por la tormenta de lluvia y nieve. La Ponferradina aventaja en dos puntos a los de Vázquez gracias a su empate en Tarragona. Aunque todavía falta un tercio para el final del campeonato, ahora parece que serán el Mallorca, Almería, Ponferradina y Huesca los que se jugarán la última plaza de descenso. Numancia, decimoquinto, ya suma 38 puntos, por lo que parece de momento inalcanzable.

En cualquier caso, pase lo que pase a final de temporada, el club debe renovar prácticamente en su totalidad una plantilla que está muy lejos del rendimiento que se esperaba. Habrá que partir de cero para evitar lo de esta temporada. Ahora toca pensar únicamente en salvarse.

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