Ya pueden espabilarse los futbolistas del Mallorca y disfrutar de los partidos que les quedan por jugar esta temporada en Segunda, porque quizás haya alguno que no vuelva a pisar un estadio profesional en lo que le queda de carrera. Por lo pronto, méritos para se profesionales no es que hayan hecho muchos. Ya puede explicar e insistir en muchas cosas y concepto Vázquez, pero lo cierto es que él ya no puede hacer más. Igual se equivocará en los planteamientos o en la elección de los jugadores, pero al fin y al cabo, son los futbolistas los dueños del espectáculo. Si ellos no quieren, no van. Y si no pueden, peor. La duda de lo visto ayer frente al Llagostera es saber si los jugadores no quieren o no pueden, aunque por si acaso hay que aplaudir la viveza de Maheta Molango en no echar leña al fuego y defender a la plantilla ante quienes pasaron vergüenza en Palamós y, también, quienes están legitimados para enfadarse, los aficionados. Quizás tener un trabajo que te ocupe menos de ocho horas al día y que te permita vivir más que holgadamente, con la que está cayendo en el país, te provoque casi el efecto de un valium y puedas pasar los días como en una burbuja. Pero más vale que los futbolistas del Mallorca hablen con algunos de sus compañeros de profesión que están en el Baleares o en el Llosetense. Igual se despiertan.
