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Minuto 91

Vázquez no mejora a Gálvez

Cinco semanas después, la conclusión, provisional, a la que se llega tras el aterrizaje de Fernando Vázquez al banquillo del Mallorca es que el técnico gallego no ha mejorado los números de su predecesor, Pepe Gálvez. Ni por resultados ni, sobre todo, por juego. El fútbol del de Castrofeito no ha convencido en ninguno de los cinco partidos, ni siquiera en las victorias, y si los números no son peores es porque los árbitros se han mostrado indulgentes con el equipo rojillo, al que han señalado cuatro penaltis a favor. Ni así sale del pozo un grupo de jugadores que necesitan mano de santo y también de mano dura. El comportamiento de algún futbolista lejos del terreno de juego deja bastante que desear. Es hora de arrimar el hombro y remar todos en la misma dirección por el peligro cada vez más real de perder la categoría.

Vázquez ya sabe dónde se ha metido. "Está resultando más difícil de lo que esperaba", fueron sus primeras palabras tras el susto que se dio ante el Nàstic. Entrena a un equipo sin alma, que se rinde al mínimo contratiempo. Siempre juega a expensas del rival y solo se pone las pilas, cuando lo hace, en el momento en que se ve con la soga al cuello. La diferencia entre la primera y segunda parte del domingo, regalos arbitrales al margen, debe hacer recapacitar al técnico y jugadores. Tras el descanso parecían otros, preparados para perder, pero con la cabeza alta. El de los primeros cuarenta y cinco minutos fue el grupo indolente de Los Pajaritos, sin un plan de juego y derrotados antes de salir al campo. El técnico debe dar un golpe sobre la mesa y ejercer de líder. El respeto por su trayectoria se lo ha ganado a pulso.

Los penaltis de la discordia. Pese a la horrible imagen dada ante el Nàstic, lo cierto es que el equipo no ganó porque falló uno de los dos penaltis que le señalaron. "Brandon se vio con confianza, no hay nada que reprocharle", dijo el técnico al final del partido. En una acción del fútbol tan decisiva, debería haber un par o tres de especialistas desde los once metros y que asuman galones. Óscar Díaz acaba de llegar, pero es todo un veterano del fútbol. Y un experto en lanzar penaltis. Si la falta se la cometieron a él, tendría que haberse hecho dueño del balón y decirle a Brandon que ya llegará su momento. No está el equipo para conceder regalos.

Nadal se estanca. Un año después de lo que parecía la reaparición del mallorquín a la cima del tenis, la realidad es bien distinta. Lo de Nadal es un querer y no poder. Su trayectoria de los últimos meses no invita precisamente al optimismo. Parecía que había levantado el vuelo en el tramo final del pasado año, en la gira asiática, que se tomó como una pretemporada para 2016. Pero con el nuevo año, el balance es eliminación en la primera ronda de Australia, y semifinalista en dos torneos menores como Buenos Aires y Río, con sendas derrotas ante jugadores de segunda fila como Thiem y Cuevas. Algo le pasa a Nadal, muy lejos de lo que ha sido no hace tanto.

Todos con el Palma Futsal. Los aficionados al fútbol sala tienen mañana por la noche (20.45 horas, Palau Son Moix) una cita ineludible. El entrañable equipo mallorquín, un modelo en tantas cosas, se juega nada menos que el pase a la final de la Copa del Rey ante el todopoderoso Barcelona, al que ya ganó en el Palaublaugrana en la ida por 1-2. La empresa es complicada porque los azulgrana pasan por ser uno de los equipos más potentes del mundo, pero la ilusión por estar en la final de Sevilla ya no se la quita nadie a Jaume, Tirado, Juanito y compañía. Suerte.

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