Aestas alturas del mes, y a medida que se acorta el plazo, cada vez resulta más difícil acertar en los refuerzos de invierno. La demanda es mucha y poca la oferta, al menos la interesante. El Mallorca, además, cuenta con el problema añadido de que son pocos los jugadores con cartel que quieran recalar en la entidad rojilla por su pésima clasificación, con el modesto objetivo de la permanencia. Los tres días de más deben ser aprovechados al máximo para reducir el margen de error. Salvo la defensa, bien cubierta, el equipo necesita reforzar todas las líneas, pero sobre todo urge un goleador, un delantero que la 'huela' en el área. Los dieciséis goles que figuran en el casillero del equipo es el síntoma más claro de que hay un problema grave por resolver. Si no fuera porque el equipo se ha comportado en defensa -con 22 goles es uno de los que menos encaja-, a saber dónde estarían ahora los hombres de Vázquez.
Con el nuevo sistema de Vázquez se hace más necesario si cabe la contratación de un delantero que sea capaz de marcar la diferencia. A la portería rival se llega menos que con Gálvez, por lo que las pocas ocasiones de que dispondrá el equipo se deben aprovechar. La presencia de Sissoko en lugar de Damià fue una declaración de intenciones de la propuesta del nuevo entrenador mallorquinista. Con el francés en el campo quiere reforzar la medular en perjuicio del toque y de visión de la jugada del mallorquín, que sin duda va a perder peso con la llegada del gallego.
Pensar en ganar diez partidos -nueve tras la victoria del sábado- para conseguir la permanencia solo es posible si se ficha un hombre gol. No todos los días le van a pitar al equipo un penalti como el del sábado. Tras los múltiples errores cometidos el pasado verano a la hora de fichar -los resultados están a la vista- un nuevo tropiezo en los despachos puede resultar fatal. No vale equivocarse. Va en ello la permanencia y algo más.
