Con el entrenador elegido y mientras se decide qué refuerzos llegan, o más bien quiénes se atreven a venir a un equipo en Segunda y en puestos de descenso, le toca a Molango, si las negociaciones se lo permiten, estudiar el perfil de director deportivo que debe empezar a trabajar para construir la plantilla de la próxima temporada. Sea en Segunda -ojalá y pensando en el ascenso- o en Segunda B (mejor ni pensarlo).
Alguno dirá que ya estamos vendiendo la leche antes de ordeñar la burra -¿o es vaca?-, pero lo cierto es que no caben dudas ni postergar labores para otro día (no quería escribir procrastinar, que suena muy mal). Porque, además, lo que ha quedado patente es que de la actual situación del equipo, casi hundido en la tabla y sin juego ni estilo, es bastante responsable Miquel Àngel Nadal. Utz Claassen le señaló a él como el encargado de formar la plantilla, aunque también es verdad que el alemán se metió en camisas de once varas y fichó sin saber ni conocer ni consultar a quienes sabían.
Es necesario fichar un secretario técnico, que conozca el mercado y la categoría. Si no es así, el Mallorca volverá a sufrir lo que ahora mismo padece: una plantilla sin las características ni el nivel exigible para la Segunda División.
