Maheta Molango se desinfla como un globo. Al lado del magnate Robert Sarver dejó un inmejorable sabor de boca con un discurso tan realista como mesurado. Pero a medida que han ido pasando los días, el nuevo consejero delegado tiene menos gracia. Y con un defecto que destaca por encima de otros muchos: no contesta a lo que se le pregunta, o lo hace con evasivas. Para decir lo que ayer en la despedida de Gálvez y Alfonso hubiera sido más apropiado un comunicado. Todos habríamos salido ganando. ¿Tanto le costaba admitir que Vázquez estaba fichado? "Intentaré cerrarlo esta noche", fue su respuesta sobre el técnico gallego. Media hora después de finalizada la rueda de prensa el club emite una nota en la que anuncia la presentación del entrenador para esta mañana.
Su puesta en escena en el palco de Son Moix fue para olvidar. Hasta el punto de que el presidente del Valladolid se fue antes de la finalización del partido harto del comportamiento de Molango, más propio de un 'hooligan' -como bien reflejaron las cámaras de IB3- que de un ejecutivo de un club que pretende ser importante. Sus primeros días al frente del club son decepcionantes. Si su trabajo en los despachos es igual a lo que se ve fuera es para ponerse a temblar. El Mallorca, hundido en la clasificación, ahora más que nunca necesita temple en la dirección. Tener claro lo que el equipo necesita y dejar trabajar al nuevo entrenador, que deberá armarse de paciencia.
