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Análisis

Hablar en el césped

Comentar lo que sucede en el Mallorca tanto dentro como fuera del terreno de juego es una sucesión de pésimas noticias. Perdido el protagonismo Claassen, con Molango la situación apenas ha cambiado en cuanto a la tan manida transparencia. Por ejemplo, resulta que todo el papeleo para la rescisión del contrato del fantasmal Carioca no se puede resolver porque los sábados en este club no trabaja nadie. Insólito. Como lo es que no se den al abonado todas las facilidades habidas y por haber para retirar las dos entradas que regala el Mallorca. Ayer, imposible porque era sábado y hoy, ¡¡¡día de partido!!!, y por consiguiente con las taquillas abiertas a todo el mundo, tampoco porque el plazo finalizaba el viernes. El mundo al revés. Después que en el club no se extrañen de que este mediodía el aspecto de Son Moix vuelva a ser desolador.

Por no hablar del 'caso Bianchi', porque está claro que aquí hay caso, y de los buenos. El italiano, el que debía ser el goleador del equipo, se quedó ayer fuera de la lista de convocados ante un partido trascendental como el de hoy, en el que solo sirve la victoria. Pues es imposible saber si se ha quedado fuera porque Gálvez no cuenta con él o porque se le quiere proteger ante su posible marcha al Perugia. Lo cierto es que no va a jugar hoy, y las alternativas no son para tirar cohetes. Las cosas van mal porque se siguen haciendo mal.

No mucho mejor va en el campo. La situación del equipo es crítica, con cuatro victorias en veinte jornadas, números que no mienten. A falta de que lleguen más refuerzos -habrá que confiar en que sean de más nivel que Colunga y Roigé, con los debidos respetos para ambos-, y sin Pereira ni Bianchi y con Moutinho renqueante, Gálvez juega con lo puesto, que no es mucho. Pero no valen excusas. El Valladolid, otro de los equipos llamados a aspirar al ascenso, tampoco está para demasiadas florituras en una campaña más que mediocre. El equipo debe aprovechar que juega dos partidos seguidos en casa para ganar. Mudos e ineficientes en los despachos, toca hablar en el césped.

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