Cuando las cosas se hacen mal, suelen acabar mal. Molango está tocando con sus propias manos los efectos de una política de fichajes a la baja y errática en la corta etapa de Claassen al frente del club, con la aquiescencia de un Nadal cada vez más arrinconado. El resultado de tan nefasta gestión, que tiene nombre y apellidos (Tobías, Hugo Gomes, Lima y el desaparecido Carioca se llevan la palma) se ve ahora, cuando el nuevo hombre fuerte del club se encuentra con un portazo detrás de otro, perdiendo la oportunidad de fichar jugadores que pueden llegar a marcar la diferencia en la segunda vuelta.
Rennella ha preferido al Valladolid, todavía con opciones de algo importante, al Mallorca, hundido en la clasificación. De ahí que el equipo, pese al supuesto dineral que ha entrado en el club, se tenga que conformar con Roigé, más una promesa que una realidad, y con Colunga, un futbolista que, como Acuña en su día, necesitará algún tiempo para ponerse en forma por su larga inactividad. Y ya hemos visto el resultado que ha dado el paraguayo, que se ha pasado más tiempo en la enfermería que en el terreno de juego. Lo ocurrido esta temporada debe servir de lección. Como decía Cruyff, el dinero debe estar en el campo y no en el banco.
