Pepe Gálvez fue ayer muy sincero con su situación y aseguró que, si en algún momento no se ve capaz de enderezar el rumbo del Real Mallorca, abandonará el banquillo sin esperar un cese de la propiedad. "Hay que olvidarse de mí porque yo no soy el problema. Quiero al Mallorca y verlo así me duele mucho. Si veo que no sumo, que no hacemos las cosas bien y no llegan los resultados, seré el primero en dar un paso al lado. Me encuentro con fuerzas, me siento respaldado y con capacidad para sacar la situación adelante. No quiero ver al Mallorca sufriendo, o como muchos entrenadores que aguantan", explicó.

El técnico planteó la posibilidad de que Pol Roigé debute en el once mañana contra el Valladolid y prácticamente descartó a Pereira, lesionado. Moutinho, con molestias en el tobillo, es duda.

Gálvez negó que contra el Córdoba faltara motivación a los futbolistas, y se refirió a la situación de Tià Sastre, al que el club ha comunicado que se busque equipo para jugar. "Tomar esta decisión es muy difícil, pero hay que ser consciente de que es muy joven y necesita jugar. Creemos que no puede estar sin competir y no le puedo gartantizar que vaya a tener muchos minutos la segunda vuelta. Pero está claro que si me duele por alguien, es por él", enfatizó el preparador bermellón.

Asimismo, pidió apoyo para los futbolistas en un momento tan crítico: "El equipo está enfermo y necesita cariño".