Para muchos, ha sido el mejor presidente de la historia del Mallorca, la persona a partir de la cual se explican muchas de las gestas de la entidad hasta nuestros días. Jaume Rosselló (Binissalem, 1921-2012), se hizo cargo de un club plagado de deudas en julio de 1956 en Tercera División, y lo dejó siete años más tarde en Primera y con un superávit de 200.000 pesetas de la época. El 17 de abril de 1960 vivió su día de gloria al convertirse en el presidente del primer ascenso a la máxima categoría en la historia del club. Hacía muchos años que había desaparecido de los focos y, desde su refugio de Punta Portals, con una lucidez impropia de su edad, seguía los avatares del club a través de los medios de comunicación.

En su tercera campaña como máximo dirigente, Rosselló logró el ascenso de Tercera a Segunda y un año más tarde conseguiría el mayor hito de la historia de la entidad hasta entonces, escalar hasta la máxima categoría con Juan Carlos Lorenzo como entrenador. Rosselló presentó su dimisión el 25 de marzo de 1962 y nunca más volvió a formar parte de la directiva del Mallorca.

Accedió a la presidencia sin ni siquiera ser socio del club. Un grupo de mallorquinistas pensaron en él como persona que triunfaba en los negocios -era empresario textil- y que disponía de potencial económico. Aceptó con una condición: dirigir el club de la única manera que sabía, como una empresa. Su gran mérito fue que supo rodearse de las personas adecuadas. Cuando asumió la presidencia deshizo la plantilla que militaba en Tercera. Dejó en el equipo tan solo al pollencí Joan Forteza, autor del primer gol en la historia del club en Primera -18 de septiembre de 1960 contra el Racing-, y dos temporadas después el Mallorca ascendería a la máxima categoría. Rosselló, que tenía fama de pagar primas a los jugadores al término de los partidos, explicaba así uno de los secretos del buen rendimiento de los futbolistas: "La clave es ofrecerles una ficha baja, pero primas elevadas", comentaba.

Rosselló mantuvo a Lorenzo como entrenador en la primera temporada en Primera, pero en diciembre de 1960 una votación de la directiva decidió la destitución del técnico argentino por José Luis Saso por los malos resultados. Fue un duro golpe para el máximo mandatario, que mantenía una estrecha relación de amistad con el técnico. Agobiado por las contantes críticas a su gestión, presentó su dimisión irrevocable a falta de una jornada para la finalización de la temporada 62/63, con el equipo matemáticamente salvado del descenso. A la temporada siguiente, ya sin Rosselló en la presidencia, el club descendería a Segunda en el inicio de una etapa oscura, con el descenso de nuevo a Tercera y con denuncias por impago.

En una entrevista a Diario de Mallorca en enero de 2010, Rosselló lamentaba que, como ahora, el estadio, entonces el Lluís Sitjar, estaba medio vacío en los días de partido. "Iba menos gente que ahora, un quince o veinte por ciento del aforo. Era una cosa terrible", explicaba en su apartamento de Punta Portals.