El primer día del nuevo accionista mayoritario del Real Mallorca fue de vértigo. Tal vez a iniciativa suya o de su anfitrión, Utz Claassen, lo cierto es que consiguió su propósito, pasar su primera jornada en la isla sin apenas ser visto. Solo al final, cuando al filo de las once de la noche abandonó el estadio de Son Moix junto al que será el nuevo hombre fuerte de la entidad, el suizo Maheta Molango.

Tras aterrizar en Son Sant Joan junto a Claassen procedente de Madrid, donde por la mañana habían firmado el traspaso de poderes en una notaría de la capital de España, Sarver se dirigió al estadio. Multitud de reporteros gráficos se agolparon en el pasillo de llegadas del recinto aeroportuario a la espera de la aparición de Sarver. Pero allí no se vio a nadie. En una puesta en escena perfectamente estudiada, el norteamericano y Claassen se colaron por otra puerta de salida, a espaldas de la prensa, y se introdujeron en un vehículo con los cristales tintados. Algunos reporteros todavía esperaban que apareciera cuando él ya se encontraba en Son Moix.

Allí, junto al director de Comunicación del club Tino Martínez y la miembro del departamento de prensa Magdalena Estelrich, que domina el inglés, visitó el Iberostar Estadio, que "le gustó mucho", según personas que le acompañaron. La anécdota, o algo más, se produjo cuando el nuevo accionista mayoritario del club pisó el terreno de juego. "El césped de mi jardín es mejor que este", se le escapó, en lo que fue su primera crítica a su nuevo club.

Tras visitar las diferentes dependencias del estadio, se produjo su encuentro con el director deportivo Miquel Àngel Nadal, que se prolongó por espacio de más de una hora en el despacho del director de Comunicación. Allí, previsiblemente, fue cuando el mejor futbolista mallorquín de la historia hizo saber a Sarver su intención de no continuar en el club. Que su etapa llega a su fin. Ahora solo falta saber cuándo.

Posteriormente Sarver presidió la junta general de accionistas. Después posó en la sala de trofeos junto a Claassen en un apretón de manos que simbolizaba el acuerdo y la nueva etapa en la que entra el club. Ambos con una sonrisa de boca a boca para inmortalizar el momento. Fue poco después cuando a Sarver se le pudo ver por primera vez. Fueron los pocos fotógrafos que todavía hacían guardia en el exterior del estadio -entre ellos el de este diario-, que le captaron en su vehículo a la salida. En el asiento trasero, Maheta Molango, el nuevo consejero delegado. El que cortará el bacalao.