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Análisis

De justicia

Serra Ferrer ganó ayer el último de los episodios que le ligaban de alguna manera al Real Mallorca. La Justicia ha dictaminado que el pacto de sindicación que firmó en su día con el felizmente olvidado Biel Cerdà es "nulo por abusivo". Su otrora amigo le preparó una trampa que en un primer momento le salió bien, entre otras cosas porque el pobler firmó convencido de que a un amigo no se le traiciona. No, si por en medio está Cerdà.

El que fuera máximo accionista del Mallorca cometió muchos errores en su etapa como dirigente, pero ninguno del tamaño de regalar a Cerdà el 0,4 por ciento que le hubiera dado la mayoría accionarial. Sin este regalo envenenado, para Serra, este se hubiera evitado la mayoría de los problemas que llegaron después. El perdedor de la sentencia jugó con las cartas marcadas, y hasta se alió con Claassen para hacer la vida imposible al ex máximo accionista.

La sentencia es demoledora contra Cerdà, y le deja en muy mal lugar. El auto del juez define el pacto de "incompatible con el funcionamento democrático que deben presidir las sociedades", y habla de "la voluntad arbitraria de una de las partes". Al ingenerio le ha salido el tiro por la culata. Si pensaba que iba a convertirse en multimillonario a costa de su examigo, ya puede ir pensando en un plan b. Y, por cierto, Claassen, que apoyó a Cerdà en el juicio, ha vuelto a quedar en mal lugar. No ha ganado ninguno de los pleitos en los que se ha visto envuelto. Se lo tendría que hacer mirar.

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