Extraño el partido que perdió ayer el Mallorca. Minuto nefasto al margen, que arruinó las opciones del equipo de regresar con algo positivo, el grupo de Gálvez pecó de falta de ambición para llevarse una victoria que, visto lo visto hasta los dos goles del Tenerife, nadie hubiera puesto en duda. Pero el Mallorca se olvidó de atacar tras el gol de Moutinho a los dos minutos, en una de las pocas jugadas trenzadas de los rojillos. E inexplicable la entrada de Sissoko por Damià, uno de los pocos jugadores creativos del equipo. Lo cierto es que el Mallorca fue otro con el canterano en el campo y fuera de él. Si con Damià se había creado poco peligro sobre el área del Tenerife, apenas existió sin él, antes y después de los dos goles del equipo de Martí.
La realidad es que al Mallorca, con Gálvez o Ferrer, le sigue costando horrores crear ocasiones de gol y, consecuentemente, marcar. Es verdad que ayer se vio una presión más adelantada, asfixiante para un Tenerife claramente inferior en la primera hora de partido. Pero el fútbol se rige por los goles que se es capaz de marcar, y el Tenerife logró dos y el Mallorca solo uno.
Y un último apunte, aunque pueda parecer ventajista. Brandon se hace cada vez más imprescindible. Que juegue él o Ros es como el día y la noche. Las cuatro victorias han sido con el canterano en el equipo. Con esto está dicho todo.
